miércoles, 16 de abril de 2025

Jueves santo. Celebración orante ante el monumento.

 “Se entregó por nosotros”

Introducción 

En esta santa noche, nos encontramos en torno a Jesús. Queremos recordarle en aquella noche dolorosa en la que sufrió hasta el límite de sudar sangre por cada uno de nosotros. Aunque es una noche que aún no ha terminado, pues Él sigue sufriendo y entregándose en tantos hermanos y hermanas nuestras que sufren por tantas causas y situaciones como: injusticias, malos tratos, odios, celos, rencores, guerras, hambre, enfermedad, dolor y un largo etc.

Vamos a intentar estar esta noche lo más cerca que podamos de Jesús. Haciendo silencio en nuestro interior para poder escuchar su íntima oración con el Padre, la agitación de su respiración y, si nos fuera posible, hasta los latidos y sentimientos de su corazón.

Silencio orante 

Canto: Sencillo de interiorización. 

 Las ayudas para la reflexión serán sencillas, en torno a cuatro frases.

1. Amor entregado.

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”

 La coherencia de vida de Jesús no tiene límites. Puso hasta la última gota de su sangre en la balanza para liberarnos de la esclavitud. Fue un amor entregado por nosotros sus amigos, hasta las últimas consecuencias.

 Él abrió el camino para que otros muchos pudieran seguirle, poco a poco, dejando en cada recodo del camino unas gotas de sangre por los hermanos y hermanas que más sufren. Podemos poner nombre a tantas personas que han ido jalonando la historia de amor entregado generosamente y que, a muchos incluso, les ha costado la vida.

 “El que entrega su vida la saboreará, el que se la reserva la desperdiciará”.

 Libérame, Señor, de mi egoísmo y comodidad, para seguir, aunque sea desde las cosas sencillas de cada día, tus pasos de amor entregado. Poder ir dejando en el camino pequeñas gotas de sudor y de sangre por amor, sólo por amor, siempre por amor. 

 Silencio orante 

(Estribillo de algún canto apropiado)

 2. Servicio incondicional

 “Jesús, levantándose de la mesa, se ciñó una toalla y les lavó los pies” 

 Señor Jesús, en esta noche, durante la cena con tus amigos, te ceñiste la toalla a modo de delantal y lavaste los pies de tus discípulos.

 Señor, no te quedó nada por decirnos ni nada por hacer para enseñarnos: Qué es y el cómo se practica el amar y el servir, yendo tu por delante, demostrando que podemos llegar más lejos, que el amor lo da todo y que la humildad es su mejor bandera. Es un gesto de una profundidad tan grande que, como a Pedro, nos cuesta entenderlo. Pero ya lo dijiste: “si no nos lavamos los pies unos a otros, no tendremos parte con Él”. Ejemplos nos dejó de vivir solamente para amar y servir a su Padre; y viviendo totalmente expropiado para servicio de todos los hermanos.

 ¿Siento dentro de mi disponibilidad para el servicio?

 ¿Con qué talante y actitud lo sirvo? ¿Lo hago con ternura o toscamente y deprisa porque me urgen otras cosas más importantes que servir amando? 

 Silencio orante

 (Estribillo de un canto apropiado)

 3- Oblación permanente 

“Si el grano de trigo no muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”.

 A lo largo y ancho del Evangelio vamos viendo que esta frase, dicha por el mismo Jesús, se cumple plenamente en Él. Vivió dándose casi sin descanso, pasó haciendo el bien, confió incondicionalmente en las personas, arriesgándose incluso a la traición y al abandono de los más cercanos. Hizo todo lo que pudo por dialogar con los fariseos, saduceos etc. Para hacerles llegar siquiera unas gotas de de la luz de la fe.

 Vivió entre los hombres sin apenas ver el fruto de su vida entregada en oblación continua. Pero murió en plenitud de madurez humana y espiritual, pudiendo decir con total verdad: “Padre, todo está cumplido”. 

Y el grano que vivió en oblación permanente por amor, muerto y resucitado dio fruto y fruto en abundancia. 

 Dentro de nosotros hay también una semilla que quiere vivir la vida en plenitud. Para lograrlo hay que pagar un precio: Vivir en oblación permanente; así seguiremos las  huellas de Jesús y lograremos que Dios Padre, de la pobreza de nuestra vida, haga brotar un trigo de vida y de vida eterna.

 Señor, dame la gracia necesaria para que mi vida, la que tú me has regalado, no sea trigo seco, estéril e infecundo. 

 Silencio orante

 (Estribillo de un canto apropiado)

 4- Gratuidad incondicional 

Así fue el amor entregado, el servicio incondicional, la oblación permanente de Jesús: gratuita, sin poner condiciones. Si alguna vez puso alguna condición para realizar un milagro, para hacerle el bien a alguien, lo hizo no para favorecerse Él, sino para llenar con ello de paz y de alegría la vida de los demás. 

 Jesús, con sus palabras, obras y con toda su vida, no buscó su propio interés, sino el bien y la felicidad de los hombres y mujeres de todos los tiempos. 

 El amor, con el que yo digo que amo, ¿tiene algo de estas cuatro características? 

 Podemos pensar que vivir el amor a tope desde estas actitudes debe resultar muy duro. Nadie piensa ni dice que sea fácil, ni siquiera Jesús a quien tampoco se lo pusieron fácil. El bebió el cáliz de la calumnia, incomprensión, persecución y del dolor y de la muerte hasta el final. Y sólo después de apurarlo totalmente vino la luz de la RESURRECCIÓN. 

 Silencio orante: Podemos expresar alguna petición, acción de gracias o reflexión personal breve.

 (Canto final)



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