sábado, 10 de enero de 2015

4 DE ENERO DE 2015


Domingo segundo después de Navidad
4 de enero de 2015

 Este domingo es un eco de la fiesta de la Navidad. Y lo es porque nuestro ánimo, en la proximidad de la Epifanía –el próximo martes—debe estar dispuesto a sumergirse en el sublime misterio de un Dios hecho hombre, de un Dios que se hace niño en Belén, para salvar al mundo. Celebremos esta eucaristía con idéntico júbilo al que desplegamos el día de Navidad. ¡El Señor ha venido y acampa entre nosotros!

LECTURA DEL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO 24, 1-4.12-16

1.- La primera lectura de hoy procede del Libro del Eclesiástico. Habla de la sabiduría que es la ciencia de Dios. Nos da palabras de eternidad. Y de ahí que guarde relación directa, según oiremos, más adelante con el Evangelio de Juan. Y todo ello es un anuncio profético de que somos hijos de Dios y herederos de la gloria de Jesucristo.

SALMO 147

R.- LA PALABRA SE HIZO CARNE Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS

S.- El verso responsorial del salmo que cantamos hoy procede del prólogo del Evangelio de San Juan, que también escucharemos. Este Salmo 147 era para los judíos de tiempos de Jesús una exaltación de Dios como salvador de los pobres y de los humildes. Es perfectamente válido para nosotros.

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1, 3-6.15-18

2.- El fragmento de la Carta de Pablo a los Efesios es, también, otro prodigio de cristología y está convertido además en himno litúrgico en muchas de nuestras celebraciones. Y también nos va a decir que la proeza de Jesús es su redención es la que nos hace hijos de Dios. Pablo de Tarso nos habla de una herencia nuestra e indeleble.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 1- 18

3.- Es el prólogo del Evangelio de San Juan, uno de los textos más sublimes de la Escritura. Ya escuchábamos en la Misa del Día de la Navidad esas palabras. Pero hoy resulta interesante comparar dicho texto con que del Libro del Eclesiástico. Parece que el conocimiento de la fuerza de la Palabra, del Verbo de Dios, ya era conocido por los antiguos, aunque no lo apreciasen del todo.

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