miércoles, 28 de marzo de 2018

Oración para el Martes Santo: No cambies tu salvación por afán de dinero



  1. Estamos en la Semana Santa, específicamente en el Martes en donde la Liturgia nos presenta la escena del Evangelio en la que se muestra el rostro oculto de la deslealtad y el desamor.
    Hoy, la Lectura nos revela un acontecimiento muy triste: ¡la traición!:
    "Cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró: "Yo les aseguro que uno de vosotros me va a entregar (Juan 13,21)
    ¿Seremos capaces también nosotros de traicionar a Nuestro Señor de la vida, dándole la espalda a su amor por ir tras nuestros propios intereses?
    Pidamos la gracia al Señor de no traicionar su amor con nuestra indiferencia hacia el prójimo, con nuestro afán de riqueza, o por la búsqueda empecinada de logros y metas por alcanzar, buscando triunfos mundanos que alimentan nuestra vanidad.
    Hoy, Jesús quiere vivir en tu corazón, quiere que abras espacio en ÉL para que su amistad perdure para siempre y seas bendecido con la gracia de su amor y de su perdón.

    Oración para el Martes Santo

    Señor, al levantarme te doy gracias por el don de la vida y del amor. Hoy, quiero pedirte que me des la capacidad de saber escucharte con el alma dispuesta y el corazón dócil y abierto a tus inspiraciones.
    Necesito encontrarme contigo en la oración, que me des tu fuerza y tu poder para poder sentir con humildad cada una de las manifestaciones de amor que a diario pones a todo mi alrededor.
    Quiero poder decirte con veracidad que por Ti daría mi vida, pero luego me acuerdo de Pedro, quien sintió el pánico venir y por su debilidad dejó que su corazón se inundara de miedo y negó hasta tu amistad
    No quiero dejarme llevar tampoco por mis decisiones humanas, sino que sea tu Palabra mi guía, pues no quisiera terminar como Judas, quien, habiendo sido testigo de tus milagros, vendió su salvación por el afán del dinero.
    Oh mi Dios, mi gran consuelo, muchas veces lloro mis pecados, mis malas inclinaciones y vicios me atormentan y angustian mi alma, soy débil, pero tu Santo Espíritu me anima a levantarme y a seguir adelante.
    Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero aun así me acerco a Ti para que me libres de mis egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permite donarme a tu proyecto de vida.
    Eres el amigo que no defrauda, el que nunca abandona y el que, en la aparente derrota, manifiestas tu grandeza y me levantas victorioso.
    Te amo, eres el dueño de mi vida, confío en que estás a mi lado y me das la fuerza para enfrentar todas mis dificultades.
    Amén.

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