viernes, 30 de marzo de 2018

Oración para el Viernes Santo: Por sus llagas hemos sido sanados



El Viernes Santo es el viernes antes del Domingo de Pascua, y en el cual se conmemora el día en que Jesús murió en la cruz realizando su sacrificio de amor por toda la humanidad.
Usualmente, los Católicos observamos este día con servicios solemnes consistentes en himnos, lecturas de las Escrituras, oración, meditaciones sobre la muerte de Cristo en la cruz, peregrinaciones, entre otras.
Algunos, por tratarse de un día de recogimiento interior, eligen pasar este día en el silencio reflexionando sobre el misterio de la Cruz
El Viernes Santo puede ser una experiencia espiritualmente enriquecedora al recordar el dolor que Jesús sufrió, tanto antes, como durante Su crucifixión. También puede ser una preparación del alma para recibir el gozo que estaremos celebrando el Domingo de Pascua, el día de la Resurrección del Señor
Muchos se refieren al Viernes Santo con el buen Viernes, y aunque aparentemente no se vislumbra nada de "bueno" el día en que Jesús fue azotado, sufrió horriblemente y murió por nosotros, el resultado de todo esto sique lo fue: Fue el día en que Jesús se convirtió en el Cordero perfecto y sacrificado que derramó Su sangre para la remisión de nuestros pecados (Romanos 5,8;6,23; 1 Pedro 3,18).
Este fue el mayor acto de amor conocido por el hombre: Dios Padre envió a su único Hijo, Jesús, a morir para que nosotros tengamos vida.
Siempre debemos tener la muerte y resurrección de Jesús en nuestras mentes y corazones. Podemos conmemorar esto a lo largo del año con Misas de acción de gracias y celebrando la Santa Cena del Señor en la Eucaristía, un mandato nuevo que Jesús ordenó hacer a sus discípulos para "anunciar su muerte hasta que él venga" (1 Corintios 11,26)

Oración para el Viernes Santo

Señor, Dueño del tiempo y de la historia, como Tú yo quiero ser fuego que purifica, luz que ilumina en medio de las tinieblas, palabra que consuela en medio del sufrimiento.
Tú eres un Dios glorioso, lleno de vida y de esperanzas. Viniste al mundo para donarte y realizar un sacrificio perfecto de amor universal y romper así todas nuestras ataduras.
Rey mío, Dios mío, Tú nos has salvado con tu sangre y preferiste la muerte en la cruz antes que renunciar al amor. Bendito y alabado seas por tu poder derramado sobre toda la humanidad.
Cargaste una pesada cruz en donde fueron depositados insultos y humillaciones, una cruz transformada en victoria que me dio vida en abundancia, haciéndome capaz de enfrentar todos mis miedos y dolores.
Tu cruz es el triunfo del amor sobre el mal, del gozo sobre el dolor, de la verdad sobre la injusticia, de la luz sobre la oscuridad. Te doy gracias por esta acción poderosa y salvadora en mi vida.
Con tu gracia y tu bendición, sé que también puedo llevar con alegría el peso de mi cruz, porque siento que tu amor me sostiene, me fortalece y me conduce por caminos de esperanzas.
Confío en este gran misterio de amor y por eso no dejo de creer en Ti y en todo lo bueno que me ofreces para lograr mis sueños.
En tu cruz consigo las fuerzas para renovar mi corazón y vivir con actitud optimista creyendo que todo lo puedo en tu amor.
Amén.
 

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