27º Ordinario, 4 de octubre 2020,
Ciclo A
PARROQUIA SAN PÍO X, LOGROÑO
Monición
de entrada
Bienvenidos a la Eucaristía de este primer domingo de octubre, Día de la Educación en la Fe. Educar la fe es como el trabajo del viñador: requiere hoy un cuidado especial y lleno de dedicación y tiempo, precisamente cuando parece que no tenemos tiempo para nada y menos para lo esencial. Por eso, este tiempo que dedicamos a estar con Dios y los hermanos, escuchando lo que dicen sus corazones, es un tiempo en el que podemos notar cómo crecemos y damos frutos como las buenas uvas, cuidando las vides de nuestras vidas.
Saludo
Que el Señor Jesús, verdadera vid, al que estamos unidos como sus sarmientos, esté siempre con todos vosotros.
Acto
Penitencial
Porque nos asombramos continuamente del amor y cuidado que Dios aporta a su viña, que somos nosotros, pidamos humildemente su perdón, por haberle decepcionado, no correspondiendo con buenos frutos a tanta dedicación suya:
- Tú, Jesús, el Hijo
enviado del Padre, que nos revelas las maravillas del amor: Señor, ten piedad.
- Tú, Jesús, Hermano,
que sufres la “exclusión social”, en los excluidos de todos los tiempos:
Cristo, ten piedad
- Tú, Jesús, Amigo, que eres la vid y nosotros los sarmientos, llenos de la savia de tu Espíritu: Señor, ten piedad.
Monición a la Primera Lectura (Del Libro de Isaias Is. 5, 1-7)
Como una viña, objeto de mil cuidados de parte del viñador y que, no obstante, no da ningún fruto, el Pueblo de Dios, elegido de entre todos para establecer una alianza de amor… ¿va siempre a desilusionar a su Señor? ¿va a serle infiel? ¿va a terminar siendo arrasado y abandonado? Escuchemos esta palabra que exige respuesta de nuestra parte.
Salmo Responsorial (Sal 79, 9.12-16.19-20)
La viña del Señor es la casa de Israel.
Monición a la Segunda Lectura (De la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses
Flp. 4, 6-9)
La paz viene de Dios. Esta paz nos la trae Jesús: una paz que genera confianza y oración en nosotros, pues pone fin a nuestra angustia vital y potencia nuestras cualidades humanas. Así lo afirma en sus cartas san Pablo estando en la cárcel, cárcel que no consigue silenciarle y que no le impide seguir evangelizando.
Monición a la Lectura Evangélica (Según San Mateo Mt 21, 33-43)
No contentos con haber maltratado en otros tiempos anteriores a los profetas enviados por Dios, los responsables de Israel son desenmascarados en sus intenciones asesinas por el mismo Jesús. Sobre su “exclusión total” se va a edificar un nuevo Israel, la Iglesia llamada a dar fruto en abundancia. Sintámonos, pues, ahora como los nuevos destinatarios de esta parábola de Jesús que vamos a escuchar.
Oración
de los fieles
En este Día de la Educación en la Fe, cuando están comenzando las catequesis y actividades pastorales en nuestras comunidades cristianas, oremos para que tantos desvelos educativos y evangelizadores produzcan abundantes frutos de nuevos cristianos para los tiempos futuros:
1-Por el actual pueblo de Israel, a quien Dios ha hablado primero, para que no dejen de crecer en el respeto al santo Nombre de Dios y en la fidelidad a la Antigua Alianza. Roguemos al Señor.
2-Por la Iglesia de Dios extendida por todo el mundo… para que tenga la solicitud y preocupación de anunciar a todos las maravillas del amor de Dios, Dueño de la Viña. Roguemos al Señor.
3-Por los perseguidos, calumniados, “mal vistos”… a causa del Evangelio… para que su vida entregada dé fruto con una fecunda cosecha. Roguemos al Señor.
4-Por
nuestra comunidad parroquial, por sus jóvenes y adultos, por los ausentes y
enfermos… para que todos sepamos acoger a Jesús, que es la piedra que sigue hoy
siendo desechada en los “desechados” de nuestro tiempo. Roguemos al Señor.
Oh Dios, nuestro Padre, protege con tu amor, siempre atento, a tu Iglesia y no abandones la viña que tú mismo has plantado; cultívala con misericordia, enriquécela incesantemente con sarmientos vigorosos y haz que, injertados en Cristo, la verdadera cepa, todos demos frutos abundantes de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Acción de
gracias
¡Qué alegría, Padre, recibir a tu Hijo en este banquete de la Eucaristía! ¡Qué maravilla acogerle en los que sufren hoy la exclusión de esta sociedad tan individualista e insolidaria! Concédenos crecer en fidelidad y generosidad contigo y con todos los hermanos, para que podamos ofrecerte nuestras vidas con el sacrificio de tu Hijo, el “excluido” en los excluidos de todos los tiempos, cuando vuelvas a tu viña a recoger los frutos de tu vendimia al final de la historia.
Despedida
En el
momento de dispersarnos, recordemos lo que nos ha dicho san Pablo: “Lo que
habéis aprendido y recibido… lo que habéis visto y oído… ponedlo en práctica”.
Podéis ir en paz…
Cantos
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