Monición de entrada. El papa Francisco estableció que este III domingo del Tiempo ordinario sea celebrado como el «Domingo de la Palabra de Dios». El papa nos invita a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos, reconociendo cómo «la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad».
Jesucristo resucitado, Palabra de Dios hecha carne, sigue queriendo acercarse a nosotros como luz que ilumina y orienta nuestros pasos. Él, presente donde dos o más nos reunimos en su nombre, nos sale al paso como hizo en su día con los discípulos de Emaús, se hace el encontradizo y nos abre el entendimiento para que su Palabra inflame nuestros corazones y nos impulse a anunciar la buena y alegre noticia del amor de Dios.
En este domingo, dedicado enteramente, como ha querido el Papa, a la Palabra de Dios para renovar nuestro compromiso en favor de la difusión, conocimiento y profundización de la Sagrada Escritura, exponemos el libro santo que la contiene, en este lugar, visible y de honor, dentro de este templo, para que al verla, en relación con el Sagrario, que contiene el Santísimo Sacramento, recordemos la doble mesa en que Dios nos alimenta en este santo lugar: la de su Palabra y la de su Eucaristía. Cantemos pues, llenos de gozo, a la Palabra de Dios que alimenta y llena de esperanza nuestras vida
Canto: TU PALABRA ME DA VIDA++++++
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios que nos ha llamado a colaborar en su proyecto.
Canto. Penitencial
Porque necesitamos centrarnos en Ti
Porque nos apremia la conversión.
Porque es sensato cumplir el Evangelio.
Gloria
Oración. Padre bueno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. La primera lectura nos habla de una ciudad orgullosa, construida sobre la explotación y el poder. Jonás anuncia ruina y desolación a sus habitantes si no se convierten. Pero ellos muestrean arrepentimiento sincero y la situación cambia... la ciudad es rehabilitada para el bien y sus habitantes encontraron el camino de la libertad.
La segunda lectura viene a decirnos que cuando el Reino de Dios apremia, todo lo demás debe quedar en un segundo plano. Lo primero y más urgente ha de ser siempre el Reino de Dios.
El Evangelio presenta a Jesús predicando la conversión y anunciando el Reino en suplencia del profeta Juan. Jesús expone con toda su fuerza que ha llegado la hora de convertirse y de creer la Buena Noticia de la salvación. A este anuncio le sigue una llamada y un envío: “Venid y os haré pescadores de hombres”.
Lecturas. Jon 3,1-5.10. Salmo o canto. 1Co 1,7,29-31. Aclamación. Mc 1,14-20. Breve silencio.
SALMO RESPONSORIAL:
"DESCÚBRENOS, SEÑOR, TUS CAMINOS"
"
Canto:ALELUYA
Comentario homilético.
Celebramos el III domingo del Tiempo ordinario tras la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Hacia esta unidad caminaremos todas las confesiones cristianas si de verdad ponemos la Palabra de Dios en el centro de nuestras comunidades y de nuestras relaciones.
“Los ninivitas habían abandonado el mal camino”. Nos indigna la corrupción, la falta de transparencia, la injusticia, la mentira, la búsqueda a toda costa de placer, en nuestro mundo, pero ¿hacemos algo por cambiarlo? La Palabra de Dios, que hoy consideramos y celebramos especialmente, nos anima a intentarlo y nos asegura que se puede. Porque Dios está a favor de la conversión y la promueve, como lo experimentó dramáticamente el profeta Jonás.
“La representación de este mundo se termina”. Escribía San Pablo a los cristianos de la corrupta ciudad griega de Corinto. Y nos lo dice a nosotros hoy como Palabra de Dios ¿haremos oídos sordos? ¡Qué buena ocasión para intentar reformar los corazones y ponerlos a la escucha de Dios, cuya palabra perdura siempre!
Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios, decía: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio”. Hoy nosotros, al escuchar ese mismo anuncio queremos poner atención, admiración y ganas para que no resbale y se pierda, sino que penetre dentro y nos convierta. Y, como los primeros que creyeron el Evangelio, lo haremos vida propia y difundiremos su mensaje persona a persona, casa a casa, en todo pueblo y ciudad. Porque necesitamos devolver transparencia, moralidad, solidaridad y alegría a esta decadente sociedad del siglo XXI. Y la palabra de Dios, su Evangelio, lo consigue ¡El mundo necesitado lo espera y no lo vamos a defraudar!
Credo
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, que nos envió a su Hijo, Buena Noticia para el mundo:
1. Por la Iglesia y todos los que la formamos; por el papa Francisco, los obispos, sacerdotes, diáconos, lectores y demás ministros de la Palabra, para que siempre y en primer lugar seamos oyentes y servidores del Evangelio, roguemos al Señor.
2. Por los que han recibido en la Iglesia el encargo de transmitir la Palabra de Dios: los exegetas, que la interpretan; los teólogos, que profundizan su sentido; los pastores y los catequistas, que la anuncian; para que sepan actualizarla, iluminando la vida de los oyentes, roguemos al Señor.
3. Por los que escuchan la Palabra de Dios por primera vez; para que sean capaces de descubrir al que es la Buena Noticia para los pobres, la luz para los ciegos, la libertad para los oprimidos, roguemos al Señor.
4. Por nuestra diócesis y nuestra comunidad cristiana; para que todas sus iniciativas y proyectos pastorales busquen llevar la luz, la sal y la alegría del Evangelio a todos los rincones de nuestra sociedad, roguemos al Señor.
5. Por todos los que celebramos cada domingo la eucaristía y podemos saciar nuestra sed en las palabras de vida eterna que Jesús nos ofrece; para que, transformados, seamos testigos de la alegría del Evangelio, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, lleguen a tu presencia los deseos de nuestros corazones y las súplicas de nuestros labios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Canto de Ofertorio: Este Pan y Vino, Señor
Canto:Santo
RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Comulgar con Jesús es compartir su interés por la difusión del Evangelio. Que la comunión refuerce nuestro compromiso por la causa del Reino de Dios.
Introducción al Padre nuestro
Dios y Padre bueno, con gratitud
llenamos nuestro corazón de cantos de alegría
y nos abrimos al aire del Evangelio.
Nos quieres con amor de predilección,
nos iluminas humanamente con gran luz,
nos convocas a ser y a agrandar tu Reino.
¡Qué gran misión la de los bautizados!
Todo comenzó, Padre, con aquella experiencia del bautismo.
Nos dejó muy grabada una señal:
la cruz redentora de la vida ...
Entonces comprendimos los matices de tu presencia,
nos caló muy hondo el impacto de tu gracia,
se nos llenó el alma de espiritualidad
y descubrimos una nueva misión: el sentido misionero.
Desde entonces apoyamos la causa de Jesús.
El Espíritu nos alumbra y nos refuerza en la misión.
Tu Reino es nuestro proyecto comunitario
porque antes ha sido nuestro proyecto personal.
Gracias por marcarnos con tan bella vocación.
revístenos de coraje para ser servidores de la comunidad.
Unidos en oración con todos los bautizados te decimos: Padre nuestro...
Canto:Cordero de Dios
Distribución de la comunión: Canto: PESCADOR
Introducción al Padre nuestro
Acción de gracias. Padre, a veces nos enredamos en cosas sin importancia. En ocasiones estas cosas se convierten en pequeños ídolos y nos dejamos arrastrar por sus halagos. Acoge, Padre, nuestra conversión que se renueva con tus continuas llamadas. Te damos gracias porque no dejas de pensar en nosotros. En el fondo lo que más vale es tu Evangelio. Ayúdanos a ir dejando cosas para centrarnos en el trabajo por tu Reino.
RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Conversión y anuncio testimonial del Evangelio, valiéndonos de la sabiduría que se desprende del gran símbolo cristiano: la cruz.
Bendición
Monición final. El mensaje de la Palabra nos ha recordado la oportunidad y la urgencia de trabajar a fondo la conversión. Tenemos a nuestro favor que Dios nos quiere; está empeñado en que vivamos con dignidad. Por eso insiste que seamos profundos y que extendamos con valor misionero la fe y el Evangelio. Todo lo que hagamos bien, estará en línea con el Reino de Dios. Él nos acompaña. La parroquia invita a todos a seguir creciendo en conocimiento y cariño por la Palabra de Dios, para ser discípulos misioneros y seguir llevando a cabo la Misión diocesana Os invitamos a participar en los grupos parroquiales de FE Y VIDA, que nos ayudarán a ello. En estos grupos compartimos el tesoro de la Palabra de Dios, "Manantial de la Vida" y nos animamos a vivirla y a difundirla en nuestras familias, en nuestros trabajos y en todos los ambientes.
Canto final y despedida: MADRE DE TODOS LOS HOMBRES
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