BARRO EN MANOS DEL ALFARERO
1. CANTO : TÚ MI ALFARERO
2. SALUDO DEL SACERDOTE
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que el amor de Dios Padre, la luz de Jesucristo, y el calor del Espíritu Santo Creador, esté
con todos vosotros.
3. MONICIÓN DE ACOGIDA Buenas tardes, hermanos, y bienvenidos a esta celebración donde vamos a recibir el
perdón de Dios. Hemos venido ante ti Señor con humildad y sintiéndonos pobres y pequeños.
Venimos incluso con vergüenza por lo feo de nuestro pecado, como estas vasijas que aunque
bonitas por fuera, muchas están llenas de grietas y no pueden contener la gracia de tu
misericordia. Queremos que en esta celebración repares nuestras grietas, rehagas la obra
hermosa que somos y que sacaste de tus manos, y por una de esas grietas que nos deterioran
te cueles de lleno hasta lo más hondo de nuestro ser. Cúbrenos Señor con tu paz, tu perdón y tu
misericordia.
4. OREMOS.
Padre bueno, que has creado al ser humano a tu imagen y semejanza,
y lo has creado por amor y para el amor:
abre nuestros ojos para que descubramos el mal que hemos cometido;
mueve nuestro corazón para que con sinceridad volvamos a ti;
que tu amor reúna a tus hijos dispersos por el pecado;
que tu misericordia sane y robustezca a quienes debilitó su fragilidad;
para que restaurados por tu amor,
resplandezca en nosotros la imagen de tu Hijo, Jesucristo
que contigo vive y reina
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
5. LITURGIA DE LA PALABRA
«Como el barro en manos del alfareros, estáis vosotros en mis manos»
Lectura del libro de Jeremías (18,1-6):
Palabra del Señor que recibió Jeremías: «Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te
comunicaré mi palabra.»
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija
de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor: «¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel,
como este alfarero? –oráculo del Señor–. Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así
estáis vosotros en mi mano, casa de Israel.» PALABRA DE DIOS.
Salmo responsorial: Salmo 146
R. Señor confiamos en tu misericordia
R/ Si se canta: “La misericordia del Señor, cada día cantaré”
EVANGELIO
-
«El que esté sin pecado, tire la primera piedra»
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en
el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le
traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta
mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las
adúlteras; tú, ¿qué dices?" Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se
incorporó y les dijo: "El que no tiene pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra
vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los
más viejos. Y quedó solo Jesús, con la-mujer, en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha
condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor." Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en
adelante no peques más."
PALABRA DEL SEÑOR.
6. HOMILÍA: Dios se cuela por cualquier grieta
1. CREADOS A SU IMAGEN Y SEMEJANZA (GN 2, 4-25)
Tomamos en nuestras manos una vasija y tratamos de reconstruir la historia de la misma
como si fuese uno de nosotros. Nuestra propia historia comienza en la creación “Entonces el
Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se
convirtió en ser vivo” (Gn 2, 7).
El hombre y la mujer ha sido creado “ser vivo”, llenos del aliento de su Espíritu. Pero en
muchas ocasiones nos hemos ido llenando de tantas otras cosas: egoísmos, individualismos,
falta de escucha, odio, violencias, dinero y posesiones, poder, envidias… todo aquellos que nos
separa de Dios, de los hermanos, de nosotros mismos que hemos sido creados para la vida.
Pero también se nos olvida que hemos sido creados de arcilla del suelo, de barro, del polvo
que la ceniza del pasado Miércoles de Ceniza nos recordaba nuestra pobreza y debilidad “eres
polvo y en polvo te convertirás”.
Fruto de esta fragilidad surgen en nosotros grietas, signo de nuestro pecado que nos debilita
y nos hace no ser capaces de retener esa gracia total del Señor
2. ¿QUÉ GRIETAS SE PRODUCEN EN NOSOTROS?
3. ROTOS, PERO NECESITADOS DE MISERICORDIA
Puede que el pecado nos haga sentir que estamos rotos como esta vasija pero no por ello estamos perdidos, aún hay esperanza.
Como nos recuerda el Papa Francisco en “el nombre de Dios es Misericordia”, puede que la
humanidad esté herida y arrastre heridas profundas, no sabe curarlas o cree que no es posible
curarlas. Son enfermedades sociales (pobreza, exclusión social, esclavitudes de este tiempo)
pero también el relativismo hiere mucho. Estamos necesitados de misericordia. Es un drama la
pérdida del sentido y conciencia del pecado, pero más dramático es creer que no existe
posibilidad alguna de rescate, de una mano que te levanta, un abrazo que te salva, que te
perdona, te inunda de un maorí infinito, paciente, indulgente, que te vuelve a poner en camino.
4. BAJAR AL TALLER DEL ALFARERO
Si te reconoces frágil, débil o roto, has de volver al taller del alfarero, y allí escuchar su
Palabra, esa palabra por la que todo cuanto existe fue creado, “hágase”. Esa palabra creadora
que por medio del “hágase” de María se hizo carne, acampó entre nosotros e hizo nuevas todas
las cosas.
En el taller del alfarero vuelves a ser barro en sus manos, vuelves a ser creado, recreado en
el torno de la misericordia que hace nuevas todas las cosas.
5. LA VERGÜENZA DEL PECADO
Si una vasija le salía mal, la rompía y hacía otra nueva. El alfarero aprovecha las
imperfecciones, las grietas para colarse en tu barro. No coge otro barro, sino que con el mismo
lo rehace, haciendo nuevamente de ti una obra hermosa, perfecta, capaz de contener en sí el
perdón, el amor y la misericordia.
En el pasaje de la mujer pecadora del evangelio, Jesús levanta del suelo, del fango a la mujer.
Su gesto en medio de los que le condenaban, la vergüenza que le están haciendo pasar, ya le
basta a Jesús para ver en ella el arrepentimiento. Ella no se defiende de la acusación, su
vergüenza ya habla por ella. Jesús cubre la vergüenza del pecado en aquel que se arrepiente
con el manto de la misericordia. La misericordia de Dios se abre paso por la grieta de la
debilidad y fragilidad de la mujer, por la vergüenza que está pasando. También la misericordia
se abre paso en la fragilidad de los que querían condenar a la mujer, que al reconocerse
pecadores ante la provocación de Jesús, “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”,
se retiran para que el amor y el perdón no tenga obstáculo y la mujer, cual nueva vasija, pueda
llenarse de dicho amor, misericordia y perdón.
6. ARREPENTIMIENTO, LA GRIETA PARA DIOS
Dios actua para adentrarse en
el corazón del hombre, para encontrar esa grieta que permite la acción de su gracia. Él no
quiere que nadie se pierda. Su misericordia es infinitamente más grande que nuestro pecado,
su medicina es infinitamente más poderosa que la enfermedad que deber curar en nosotros.
Dios nos aguarda, espera que le concedamos tan sólo esa mínima grieta para poder actuar
en nosotros, con su perdón, con su gracia. Sólo quien ha sido tocado, acariciado por la ternura
de la misericordia, conoce realmente al Señor.
7. EXAMEN DE CONCIENCIA COMUNITARIO
SACERDOTE: Ayudados por el silencio, escuchemos algunas consideraciones que nos pueden
ayudar a hacer nuestro examen de conciencia.
1. La Misericordia empieza en el vientre materno, decimos que nace desde las entrañas. Es un
amor entrañable, afectivo. Como hijos de Dios nacidos de su ser nos preguntamos:
¿Me comporto como hijo de Dios?
¿Cómo cuido mi relación con Él?
¿Amo al Señor sobre todas las cosas?
2. La Misericordia es bondad y ternura, y se vive en comunidad, en la Iglesia como Madre que
es:
¿Cómo es mi relación con la Iglesia?
¿La quiero y respeto como Madre?
¿Vivo en ella la ternura y posibilito que otros se sientan acogidos en ella?
¿Pongo al servicio de la comunidad mis dones y talentos?
3. La Misericordia es fidelidad deliberadamente asumida, es compromiso:
¿Soy responsable en los compromisos que asumo?
¿Cuido mis amistades, relaciones vecinales y a mi familia?
¿Me comporto como lo que soy, como cristiano, tanto en mi vida personal, como con
los demás?
4. La Misericordia es compasión y piedad, es dejarse tocar en el corazón por el sufrimiento del
mundo y de los hermanos:
¿Soy capaz de cargar sobre mis hombres el sufrimiento de los demás como hizo el
buen samaritano?
¿Veo y socorro a Cristo en los pobres, en los que sufren y los solos?
¿Practico la Misericordia?
¿Visto, alojo, doy de comer y de beber, visito al enfermo o al preso, acompaño en la
hora de la muerte? ¿Qué uso hago de los bienes materiales como el vestido, la
comida, el agua, la vivienda, los medicamentos?
¿Aconsejo, enseño, oriento, corrijo, o rezo por los demás? ¿Cómo lo hago, con
superioridad, como si llevase la razón o con humildad y fraternidad
5. Por último, la Misericordia es perdón y reconciliación.
¿Soy capaz de pedir perdón de todo corazón?
¿Acepto con alegría el perdón que los demás me ofrecen?
¿Me cuesta reconocerme pecador?
¿Me cuesta aceptar el perdón de Dios, y por tanto perdonarme a mí mismo?
¿Puedo hacer algo para posibilitar la reconciliación a mi alrededor?
8. ACTO PENITENCIAL COMUNITARIO (renuncias bautismales)
SACERDOTE: Hermanos, confesemos ahora unidos nuestros pecados y oremos los unos por
los otros, para que la misericordia de Dios nos transforme en lo que el Señor desea de cada
uno de nosotros y de toda su Iglesia.
Yo confieso…
SACERDOTE: Como hicieron nuestros padres y padrinos el día de nuestro bautismo, ahora renunciamos al mal:
1. ¿Renunciáis al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? R/. Sí, renuncio.
2. ¿Renunciáis a todas las seducciones del mal, para que no domine en vosotros la violencia, la soberbia, la mentira y la codicia? R/. Sí, renuncio.
3. ¿Renunciáis a cualquier forma de egoísmo e insolidaridad que destruye el amor? R/. Sí, renuncio
9. CONFESIÓN INDIVIDUAL
Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la
resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los
pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.
10. ACCIÓN DE GRACIAS Y BENDICIÓN
Que el perdón que hemos recibido sea para nosotros el signo de tu gracia y bendición.
Así, confortados por tu misericordia,
te rendimos gracias por todo don de la tierra y del cielo,
con que tu Espíritu satisfaga nuestra sed.
Por Jesucristo, Tu Hijo, que nos ha revelado tu amor,
Fuente de Agua Viva que brota hasta la vida eterna. Amén.
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