Monición de entrada
Les damos la más cordial bienvenida a esta celebración litúrgica. Llegamos ya casi finalizando la cuaresma, a dos semanas escasas para el Triduo Pascual. Las lecturas de hoy nos recuerdan la inminencia de esa celebración central: la muerte y la resurrección de Cristo Jesús.
Con la esperanza de participar también un día en el banquete celestial, dispongámonos a iniciar esta santa misa. De pie, cantamos.
REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR
Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Jeremías 31, 31-34)
Leemos hoy la famosa página del profeta Jeremías, la primera vez que en el AT se anuncia que va a haber una "nueva Alianza", después del fracaso de la primera por parte del pueblo infiel.
Salmo responsorial (Salmo 50)
El autor del salmo 50 hace suyos los sentimientos del profeta Isaías, reconociendo ante Dios la realidad del pecado. Nosotros también clamamos diciendo:
Oh Dios, crea en mí un corazón puro
Segunda lectura (Hebreos 5, 7-9)
Es breve pero impresionante este pasaje que vamos a escuchar del autor de la carta a los Hebreos, que nos presenta un Mediador, un Sacerdote que sabe lo que es el dolor y el sufrimiento
Evangelio (Juan 12, 20-33)
En tres domingos sucesivos se nos presentan -en este ciclo B- otros tantos símbolos expresivos que nos permiten entender mejor el misterio de la Pascua del Señor: el templo que él reedificará en tres días, la serpiente levantada que cura a quien le mira con fe, y hoy el grano de trigo.
Homilía
La fidelidad y la constancia del hombre en sus compromisos con Dios resultan, la mayoría de las veces, bastante calamitosas, como hemos podido escuchar en la primera lectura. En esta reflexión también va dirigida a cada uno nosotros, reconociendo todas nuestras infidelidades, y todas las faltas a los compromisos asumidos como personas creyentes. El profeta Jeremías anuncia, de parte de Dios, el establecimiento de una alianza nueva. No es Dios quien ha invalidado la antigua, pues el es siempre fiel, ha sido el hombre, hemos sido nosotros, los que le hemos dado la espalda una y otra vez. Así que, puesto que esa alianza antigua ha sido permanentemente invalidada por la infidelidad humana, Dios establecerá otra alianza diferente a la primera. Pero, para eso, Dios tendrá que elaborar una nueva estrategia; y esa estrategia pasa por el perdón, pasa por el olvido de las culpas pasadas, de los pecados históricos, de la infidelidad a lo largo del tiempo. Solo desde ese perdón será posible un nuevo pacto. Es vedad que los términos de la alianza siguen siendo los mismos: Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Pero es tal la confianza de Dios en los hombres, que espera que reaccionen positivamente a su bondad y a su misericordia. No será una ley escrita en piedra, sino escrita en los corazones. El primer paso de esta nueva alianza lo da Dios, el segundo tiene que darlo el hombre, tenemos que darlo nosotros. Esta nueva alianza es la que ha llevado a cabo Jesús, en él, en su muerte, en su cruz y en su resurrección, Dios nos ha perdonado y redimido. La profecía de Jeremías se cumple y llega a su plenitud en la figura de Jesús.
Del discurso de Jesús en el evangelio, lo que realmente nos interesa, es que anuncia con solemnidad que ha llegado su hora. El ejemplo del grano de trigo le es perfectamente aplicable. Jesús va a ir a la cruz y lo va a hacer llevando al límite su amor y su fidelidad al Padre. Con su ejemplo nos quiere transmitir, que aferrarse a lo que en la vida nos esclaviza, y nos aleja de los demás, es perderla. Y que ser desprendido por generosidad, por entrega, por amor, es ganarla.
Como antesala de la Semana Santa, las lecturas nos proponen reflexionar y profundizar acerca del sentido de la muerte del Señor. Cosa que no es fácil, porque una de nuestras tentaciones es la de saltar del Jueves Santo al Domingo de resurrección, dejando de la lado todo lo que sucede el Viernes. La cruz es el gran misterio y la gran aportación de la experiencia cristiana a la realidad humana, a esa realidad ante la que nos encontramos desorientados. A falta de respuestas a los por qué mas inquietantes y angustiosos del ser humano -la enfermedad, el fracaso, la muerte- nuestra referencia es un Cristo crucificado, solidario hasta el final con la condición humana y sus necesidades. La sombra de la cruz se va alargando en la vida de Jesús, como se alarga en la vida del discípulo que ha comprendido que no es mas que su maestro. Esa cruz, que es testimonio de vida, es la que atrae las miradas, la que provoca interrogantes, la que vuelve a suscitar curiosidad por conocer a Jesús y la que en definitiva abre caminos a la esperanza y nos dirige hacia la resurrección.
Nuestra oración hoy es, Señor, cuando vamos a celebrar los misterios de la Semana Santa, danos valor para vivir todo lo que significan, abre nuestra mente para comprender lo que a través de ellos nos quieres comunicar a cada uno de nosotros, y danos fuerza para ser fieles a ellos.
Se lo pedimos al Señor, y lo hacemos especialmente para los que estamos aquí, y lo hacemos recordando a los que menos tienen, a los que están solos, o enfermos, a los que necesitan de nosotros y nosotros les damos de lado.
TE PRESENTAMOS EL VINO Y EL PAN
Oración de los fieles
- Para que el papa, obispos y sacerdotes sean fieles a su ministerio. Oremos.
- Para que nuestros gobernantes busquen con verdadera responsabilidad el bien d todos.
- Para que todos aquellos que sufren la esclavitud del pecado puedan recorrer el camino del grano de trigo. Oremos.
- Para que todos nosotros descubramos la ley que Dios puso en nuestros corazones y la vivamos a imagen de Jesús
Presentación de las Ofrendas
Presentemos ahora al Señor las ofrendas de Pan y Vino. También entreguémosle nuestro corazón quebrantado y humillado para que él nos lo renueve. Cantamos...
Comunión
"Oh Dios, crea en mí un corazón puro" hemos aclamado con el salmista. Con ese corazón puro vayamos cantando a comulgar
SOIS LA SEMILLA
Final
Con la Semana Santa cada vez más cerca, vayamos a nuestros hogares a prepararnos con más intensidad para vivir mejor la Semana Mayor.
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