El 20 de octubre celebramos a Santa Irene de Portugal, también conocida como Santa Irene de Tomar,
nació en el siglo VII y fue una joven de gran belleza y profunda fe.
Educada por monjas, decidió consagrar su vida a Dios,
renunciando a todo amor terrenal para ser esposa de Cristo.
Su vida transcurría en oración y silencio,
hasta que un joven noble, Britaldo, se enamoró perdidamente de ella.
Al rechazarlo, Irene despertó la ira y los celos del hombre,
quien, engañado por calumnias, ordenó su muerte.
Fue asesinada mientras regresaba del convento…
y su cuerpo, lanzado al río, fue encontrado más tarde intacto,
flotando milagrosamente en las aguas.
Desde entonces, el pueblo la veneró como mártir de la pureza,
y su nombre quedó grabado en la historia de la santidad portuguesa.
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