1.- Oración introductoria.
Señor, en esta oración de hoy, hay una cosa que me llama la atención: que después del envío a los apóstoles, vayas Tú detrás. “los envió a los sitios donde Él iba a ir”. Los apóstoles y todos nosotros somos muy limitados, cometemos errores, hacemos chapuzas. Pero después pasas Tú arreglando lo que nosotros hemos hecho mal y confirmando lo que hemos hecho bien. Eso nos da una gran tranquilidad: vamos solos, pero no abandonados. Tú siempre vas con nosotros: por delante y por detrás. ¡Gracias, Señor!
2.- Lectura sosegada del evangelio Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: «El Reino de Dios está cerca de vosotros».
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
El Señor envía a los discípulos “como corderos en medio de lobos”. El cordero es el animal frágil, dócil, domesticado. Y el lobo es violento, no domesticado, ataca con fiereza. Con todo, Jesús nos envía en medio de lobos, no sólo para estar precavidos, sino para tratar de amansarlos con la música de nuestra dulzura y nuestra piedad. Esto era lo que ya habían anunciado los profetas para los tiempos mesiánicos:” el lobo habitará con el cordero” (Is. 11,6). Esto significa que la fuerza del bien se apoderará del mal. Nosotros tenemos que anunciar algo esencial: “Que el Reino de Dios está cerca”. Y el Reino de Dios es un Reino de amor y de paz. Cuando decimos que Dios está cerca, debemos aclarar de qué Dios estamos hablando. Hay salvajes que después de un atentado criminal, exclaman ¡Alá es grande! ¿Qué tipo de Dios es ése que se engrandece con la matanza de seres inocentes? Esta es la mayor blasfemia que se puede decir contra Dios. Nosotros hablamos del Dios revelado por Jesús, que es un Padre entrañable y misericordioso; que tanto ha amado al mundo que le ha dado a su propio Hijo para salvarnos por amor. Esta es la fuerza del Dios de Jesús: la fuerza del amor escandaloso. Esta es la única fuerza que vence el mal.
Palabra del Papa
“Estos setenta y dos discípulos, que Jesús envía delante de Él, ¿quiénes son? ¿A quién representan? Si los Doce son los Apóstoles, y por lo tanto representan también a los obispos, sus sucesores, estos setenta y dos pueden representar a los demás ministros ordenados, presbíteros y diáconos; pero en sentido más amplio podemos pensar en los demás ministerios en la Iglesia, en los catequistas, los fieles laicos que se comprometen en las misiones parroquiales, en quien trabaja con los enfermos, con las diversas formas de necesidad y de marginación; pero siempre como misioneros del Evangelio, con la urgencia del Reino que está cerca. Todos deben ser misioneros, todos pueden escuchar la llamada de Jesús y seguir adelante y anunciar el Reino”. (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013)
4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)
5.- Propósito: En este día venceré el mal a fuerza de bien.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, quiero acabar esta meditación pidiéndote que sea como un cordero en medio del mundo. Un cordero que paste en las hierbas frescas y tiernas de tu bondad, tu misericordia, tu libertad, tu mansedumbre. Un cordero dispuesto a dar la vida por hacer un mundo mucho más justo, mucho más pacífico, mucho más humano.
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