1.- Introducción.
Señor, hoy necesito que me ayudes a profundizar en ese misterio inefable que hay entre Tú y tu Padre. Es un misterio de gozo, de amor, de libertad, de vida. Te agradezco, Padre, que nos hayas dado a Jesús como regalo. El más bonito de todos. Sus experiencias personales él también nos las ha dado para que las convirtamos en experiencias nuestras. ¡Qué bueno has sido Jesús con nosotros!
2.- Lectura reposada de la Palabra de Dios. San Juan 8, 51-59
En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?». Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy». Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
¿Qué pretendes ser tú? Tú ¿por quién te tienes? Esta pregunta lanzada a Jesús proviene de la ignorancia, del desconocimiento que tenían aquellos judíos de Jesús como hijo de Dios.
Notemos que Jesús dice: Yo soy. Nosotros sólo usamos el verbo tener que indica relatividad. Decimos: yo tengo belleza. Sí, pero relativa. La mujer más bella si tiene un accidente que le estropea la piel, aparecerá con el rostro como un monstruo. Decimos: tengo salud. Sí pero relativa. Cualquier día puedo hacerme presente en un centro médico con alguna enfermedad grave. Decimos Tengo vida. Sí, pero relativa. ¿Quién me puede asegurar que voy a vivir mañana? Sólo Jesús, por ser Dios, conjuga el verbo ser. YO SOY. Yo no puedo dejar de ser. Yo llevo la vida en plenitud dentro de mí. Jesús no pretende otra cosa sino ser lo que es.
Lo peor es cuando esta pregunta nos la lanzan a nosotros. Tú, hombre, y por tanto, limitado y finito ¿qué te has creído que eres? Todo lo que tienes, lo tienes de otro, nada es tuyo. Debemos aprender a ser humildes.
Palabra del Papa
El error fue pensar que todo se resolvía con observar los mandamientos, pero estos no son una ley fría, porque nacen de una relación de amor y son ‘indicaciones’ que nos ayudan a no equivocarnos en nuestro camino para encontrar a Jesús. Así, los fariseos cierran el corazón y la mente a cualquier novedad, no entienden el camino de la esperanza. Es el drama del corazón cerrado, el drama de la mente cerrada y cuando el corazón está cerrado, este corazón cierra la mente, y cuando corazón y mente están cerrados no hay sitio para Dios, sino solamente para lo que nosotros creemos que se debe hacer. Sin embargo, los mandamientos llevan una promesa y los profetas despiertan esta promesa. Los que tienen corazón y mente cerrados no consiguen acoger el mensaje de novedad llevado por Jesús, que es el que había sido prometido por la fidelidad de Dios y de los profetas. Pero ellos no entienden… ‘Yo pienso así, esto debe ser así y nada más’. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 10 de abril de 2014, en Santa Marta).
4.- Qué me dice este texto.-(Guardo silencio)
5.–Propósito. Aceptarme en este día como soy. Y no tener envidia a nadie.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor, porque hoy me has enseñado a situarme en la vida como soy: con mis limitaciones y mis pecados. Pero sobre todo quiero darte gracias por habernos hecho el inmenso regalo de la Encarnación. EN TU HIJO, EL HOMBRE PERFECTO, podemos soñar con llegar a ser lo que no somos capaces de ser por nosotros mismos. Podemos ser hijos en tu Hijo.
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