Monición de entrada
Jesús, nuestro Maestro y Señor, ha sido detenido, torturado y condenado a muerte. Su amor sin reservas, su anuncio de un Dios que es Padre y que ama de un modo especial a los pecadores, su invitación a transformar el corazón y la vida, su lucha contra todo lo que oprime a las personas, lo han conducido hasta aquí. Los poderes civiles y religiosos de su tiempo no han soportado su forma de hablar y vivir. Sus amigos le han dejado solo.
Nosotros, hoy, hemos acompañado a Jesús en su camino hacia la cruz. No somos mejores que los que lo condenaron. Ni somos mejores que los que lo abandonaron. Como los apóstoles y los discípulos, somos débiles y pecadores. Pero como ellos también, y gracias a su testimonio, nosotros hemos creído que de aquella cruz nace la vida. La única verdadera vida. Por eso nos reunimos en silencio para contemplar y rezar con toda nuestra fe y con todo agradecimiento.
1a Parte: Liturgia de la Palabra
Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Isaías 52, 13—53, 12)
La primera lectura de hoy es una narración apasionada de los sufrimientos del siervo de Yahvé, pero también, de su exaltación. El testimonio de los Evangelios nos demuestra que esta profecía encuentra su cumplimiento en Jesucristo y en su pasión dolorosa. Escuchemos la palabra de Dios, con un corazón dispuesto y dócil a sus inspiraciones.
Salmo responsorial (Salmo 30)
El su abandono en la cruz, el Señor Jesucristo clamó a Dios con las palabras del salmo 30. Hoy hacemos nuestra esa plegaria, para dirigirnos al Señor. Respondamos:
Padre, a Ti encomiendo mi espíritu
Segunda lectura (Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9)
La fe de la Iglesia nos enseña que el Señor Jesús, es verdadero Dios y verdadero hombre, pues se ha identificado del todo con nosotros, llegando al extremo de ofrecer su vida en obediencia al Padre, para concedernos la auténtica liberación.
Evangelio (Juan 18, 1—19, 42)
Con el corazón atento a la Buena Nueva de la salvación, dispongámonos a escuchar la proclamación de la Pasión del Señor según San Juan. Pero antes aclamémosle.
HOMILÍA
Oración Universal
2a Parte: Adoración de la Cruz
Monición
La cruz de Jesucristo es hoy el centro de nuestra asamblea. Por eso ahora la recibimos solemnemente y manifestamos nuestra fe y agradecimiento a nuestro salvador. Es a Jesucristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, a quien adoraremos; por eso, con profunda devoción, dispongámonos a participar de la segunda parte de la liturgia de hoy.
SÍ ME LEVANTARÉ
3a Parte: Sagrada Comunión
Monición
Hemos adorado a Jesucristo crucificado, ahora vamos a iniciar la tercera parte de la liturgia de hoy, en la cual nos disponemos a compartir su Cuerpo y Sangre entregados por nosotros. Pero antes, vamos a dirigirnos en oración al Señor y también expresamos el signo de la paz. Preparemos nuestro corazón para ello.
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