viernes, 14 de mayo de 2021

EL MANANTIAL DE LA VIDA.Evangelio de Hoy Viernes 14 de Mayo de 2021

14 de Mayo: San Matías, apóstol

 «Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado»

Texto del Evangelio (Jn 15,9-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.


»Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

»No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

 La historia va de tristeza y alegría. Parece que, cuando el mundo está alegre, a los cristianos nos toca estar tristes. Y viceversa. Hay que tener en cuenta un dato que nos enseñan los estudiosos del nuevo Testamento: cuando el autor del evangelio de Juan habla del “mundo” no se refiere exactamente al mundo en el que vivimos, al que nos rodea, a la calle, a las personas que son nuestros vecinos y con los que trabajamos y reímos y lloramos. El “mundo” en el evangelio de Juan es como la personificación del mal, de todo lo malo que hay en nuestro mundo, valga la redundancia. El mundo son las fuerzas que se oponen a la buena nueva del Reino, a Jesús, que es la presencia viva y amorosa, hecho hombre, del amor de Dios para cada uno de nosotros. 

      Ahora podemos entender mejor la oposición que plantea Juan. Claro que el mundo está alegre cuando va ganando la partida, cuando los buenos se dejan comer la moral y pierden la esperanza. Pero esa partida no va a terminar así. El “mundo” no va a ganar. Porque Dios no lo va a permitir. Porque su amor por nosotros es total. 

      El poeta español León Felipe tiene una breve poesía en la que expresa muy bien esta realidad:

Señor, yo te amo porque juegas limpio;

sin trampas, sin milagros;

porque dejas que salga, paso a paso,

sin trucos, sin utopías,

carta a carta,

sin cambios,

tu formidable solitario.

      Hermanos y hermanas, la suerte está echada. Dios no va a perder la partida. Otra cosa es que la partida se alargue. También hay partos que se alargan y son causa de mucho sufrimiento para la madre. Pero al final, el niño nace y la alegría brota espontánea porque una nueva vida se ha hecho presente en el mundo. Y la esperanza se reafirma y hace más fuerte. 

      Es posible que hoy estemos tristes, que nos encontremos en medio de muchas dificultades. Pero no podemos perder la esperanza. Por mucho que ahora nos rodee la oscuridad.  Dios está de nuestro lado. Y no nos dejará de su mano. 


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