Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre
quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros. Amén
CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES
TEXTO BÍBLICO: Marcos 16, 15-20
Texto del Evangelio (Mc
16,15-20): En aquel tiempo,
Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la
Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que
no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean:
en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán
serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las
manos sobre los enfermos y se pondrán bien».
Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó
a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando
el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban. PALABRA
DEL SEÑOR
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Este domingo, la liturgia nos lleva a
conmemorar la Ascensión del Señor, pasados ya cuarenta días del domingo de
Resurrección. En este caso oramos con el último capitulo del Evangelio de San
Marcos, en este fragmento se relatan las apariciones de Jesús resucitado a sus
discípulos.
El relato comienza con las palabras de
Jesús a sus discípulos “Id por todo el mundo y
proclamad la Buena Noticia a toda la creación”. Haciendo una observación
rápida, estas palabras marcan la universalidad de la misión, y del llamado a la
conversión.
La venida del Mesías no se limita a la
alianza con Pueblo de Israel, sino que el plan de Salvación de Dios incluye a
toda la humanidad, es el Verbo de Dios que sea hace carne para salvar al mundo
entero.
La Misión Apostólica a la que están
llamados los cristianos, según la lectura de hoy, esta compuesta con dos
simples verbos: salir y anunciar. Aquello por lo que se sale, es Jesús mismo,
esta es la Buena Noticia que se debe anunciar a la humanidad, y que está
contenida hoy en los evangelios.
Al anuncio de la Buena Noticia, le sigue
la respuesta del hombre que es la Fe, es decir creer en la palabra anunciada,
que es Cristo mismo. Y este acto de Fe, lleva al hombre a ser marcado con una
señal; el Bautismo, que es fundamento de la vida cristina, y la puerta de vida
en el Espíritu.
Esta respuesta del hombre al anuncio de
la Buena noticia esta marcada por la libertad que Dios le confiere al mismo
para elegir. Esta libertad se ve contrastada en las consecuencias de cada
elección que el hombre pueda optar.
Luego Jesús nombra algunos prodigios y señales por las cuales serán reconocidos los cristianos, estas mismas características aparecen tambien en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
“El Señor Jesús , después de hablarles,
fue elevado lal cielo, y se sentó a la diestra de Dios”, a través del relato
del Evangelista San Marcos podemos aproximarnos a la ascensión de Jesús.
Nos dice el relato que ocurrió luego de las palabras de Jesús a sus
discípulos sobre la “salida misionera”. Si bien los elementos que aporta son
pocos, resultan ser muy significantes para comprender el hecho en sí, y en el
contexto en que ocurrió.
Jesús es “llevado” por Dios Padre al
cielo, donde están íntimamente unidos y próximos. Esta es la plena comunión del
Padre y el Hijo, que prefigura e invita al hombre a llegar un día a vivir en
esta unión profunda.
Sentarse a la diestra del Padre
significa la inauguración del reino del Mesías, cumpliéndose la visión del profeta
Daniel respecto del Hijo del hombre: “A él se le dió imperio, honor y reino, y
todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio
eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás” (Dn 7,
14). Los apóstoles fueron testigos en ese momento del Reino que no tendrá fin.
Por último, los discípulos luego de la
ascensión del Señor, llenos de gozo salen a predicar por todas partes,
cumpliendo con el mandato que el mismo Jesús hizo antes de partir. En la misión
apostólica no estuvieron solos, sino que el Señor los asistía en todo momento y
lugar. Con la ascensión, el Señor no abandona a sus discípulos, sigue estando
presente en su pueblo, y de una forma muy particular.
Reconstruimos el texto:
1.
¿Cómo comienza este relato?
2.
¿A dónde invita el Señor a ir a sus discípulos?
3.
¿Qué les pide que hagan?
4.
¿Qué ocurre con aquel que se bautiza? ¿Y con aquel que no lo haga?
5.
¿Cuáles son los prodigios que acompañaran a los que crean?
6.
¿Qué ocurrió con Jesús, luego de decir estas palabras?
7. ¿De que forma responden los discípulos a la invitación del Señor?
8. ¿De que forma esta presente el Señor en ellos?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas
preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1.
¿Me siento llamado/interpelado por el mandato misionero del Señor a sus
discípulos?
2.
¿Entiendo que este mandato es siempre nuevo y actual? ¿Qué me dice a mí
hoy? ¿Respondo, de que forma lo hago?
3.
¿El Señor me invita a salir, de donde y hacía adonde? ¿Cuáles son mis
lugares de comodidad, en mi casa, grupo, parroquia? ¿Estoy dispuesto a ir
abandonándolos poco a poco?
4.
¿Entiendo que ser discípulo nunca puede ir separado de ser misionero, sino
que debemos ser las dos cosas a la vez?
5.
¿Contemplar a Jesús elevado al cielo, me lleva a querer recorrer su camino,
y de llegar un día a la Vida Eterna?
6.
¿Actualmente mi vida de Fe es un camino de ascenso o de descenso? ¿Me dejo
guiar y conducir por Dios? ¿Pongo mi camino en las manos de Dios, para conocer
su voluntad, y de esta forma poder cumplirla?
7. ¿Creo que el Señor se
encuentra presente entre nosotros tambien hoy? ¿Por lo tanto, estoy solo? ¿Lo
busco, y adoro en la Eucaristía?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos
a Dios?
Orar, es responderle
al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra
Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el
momento de decirle algo al Señor.
Jesús, te rindo
homenaje en la fiesta de tu Ascensión a los Cielos. Me alegro de todo corazón
por la gloria en que has entrado a reinar como Señor del Cielo y tierra. Cuando
acabe la lucha de este mundo, dame la gracia de compartir en el Cielo el gozo
de tu victoria por toda la eternidad.
Yo creo que entraste
en tu Reino glorioso a preparar mi sitio, pues prometiste volver y llevarme
contigo. Concédeme buscar solamente la dicha de tu amor y amistad, para que yo
merezca unirme contigo en el Cielo.
Cuando me llegue la
hora de subir y presentarme al Padre para rendir cuentas de mi vida, ten
compasión de mí.
Jesús, por el amor que
me tienes, me has trasladado del mal al bien y de la desgracia a la felicidad.
Dame la gracia de elevarme sobre mi debilidad humana. Que tu Humanidad me dé
fuerza en la flaqueza y me libre de los pecados.
Con tu gloria dame
ánimo de perseverancia, pues me has llamado y justificado por la fe. Que yo
profundice en la vida que me has dado y alcance los premios eternos que
prometes.
Tú me amas, buen
Jesús. Haz que yo a la vez te ame a ti.
En tu constante
providencia, guía mis pasos a la vida gloriosa que has preparado para aquellos
que te aman. Hazme crecer en santidad y darte gracias, viviendo fielmente para
Ti.
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.
Añadimos nuestras intenciones de
oración.
Amén.
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la
contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
«Fue elevado al cielo y se sentó a la
diestra de Dios»
(Versículos 19)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
En lo personal, vuelvo a leer
detenidamente las lecturas. El Señor me invita a salir y a anunciar la Buena
Noticia, para ser un buen misionero me comprometo a encarnar este mandato del
Señor en obras concretas: saliendo de mi lugar de comodidad para servir, y
acompañar a personas enfermas, o que necesitan compañía. Lo hago compartiendo
algún fragmento del Evangelio.
Con tu grupo, nos comprometemos a ser comunidad en estado permanente de misión, orientando todas nuestras actividades en el anuncio del Evangelio. Reflexionamos sobre las periferias existenciales (pobreza, enfermedades, adicciones, etc.) que rodean nuestra sociedad, y nos comprometemos a salir esta semana al encuentro, para acompañar sus vidas, llevándoles un gran “tesoro”: la Buena Noticia.
BENDICiÓN DEL SANTÍSIMO
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