Texto del Evangelio (Mt 7,6.12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran».
Hoy Jesucristo nos pide que valoremos bien nuestra nuestra fe y las cosas santas. Jesús nos ha traído a Dios a la tierra. ¡Dios con nosotros! Ahí está: en la Iglesia, en la Eucaristía y en los demás sacramentos, en la Biblia (su Palabra escrita), en sus fieles… Pero, a veces, hay tanto desprecio de Dios… Algunos preferirían un “Dios-payaso”: si haces un milagrito…, si conviertes piedras en pan…, si bajas de la cruz…, entonces creeré en ti.
—¡Qué fácil es burlarse del Dios-humilde! Pero cuando el hombre desprecia a Dios, el hombre también desprecia al hombre. ¡Échale una mirada a la historia!
—¡Qué fácil es burlarse del Dios-humilde! Pero cuando el hombre desprecia a Dios, el hombre también desprecia al hombre. ¡Échale una mirada a la historia!
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