Texto del Evangelio (Mc 12,38-44): En aquel tiempo, dijo Jesús a las gentes en su predicación: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa».
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».
Hoy declaro la presencia de Dios en mi vida,
en mi corazón, en mi casa.
Oh Señor! Quiero caminar contigo siempre.
Guía mis pasos, mi camino.
Toma mi mano y condúceme por tus senderos.
Que mis caminos sean guiados por ti.
Sácame del pozo en que vivo, y llévame a tu gloria.
Levántame como las águilas, y dame un poquito de tu fuerza.
Quítame el manto de la tristeza, y dame el manto de tu gozo.
Hazme no solo oidora de tu palabra sino hacedora de ella.
Llena mi casa y mi vida de tu presencia.
Deja que tu Espíritu more en mi.
Oh santo Padre!!!
Guíame siempre. Haz que se haga tu voluntad en mi siempre.
Padre nuestro, gracias por todo lo que me haz dado en el día. Benditas sean tus manos y tu voluntad divida. Amén.
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