sábado, 5 de febrero de 2022

Domingo 5º, tiempo ordinario: 6 de febrero de 2022

 Desde ahora serás pescador de hombres.

INTRODUCCIÓN

El Concilio Vaticano II nos dice que los evangelios han sido escritos “adaptándolos a las situaciones de las diversas Iglesias y que conservan el estilo de proclamación” (D.V. nº 19). No tienen forma de biografía sino proclamación y catequesis sobre Jesús. Por eso es muy importante conocer “el contexto” en que se sitúa el texto. En nuestro caso, la pesca  milagrosa se sitúa en un contexto de vocación. Al final del relato se dice: “lo dejaron todo y se fueron con Jesús”. Teniendo en cuenta que la elección de los doce la pone Lucas un poco más adelante, en  (Lc. 6,12-16) cabe imaginar que  esta llamada está dirigida también a todos los cristianos. Y ¿qué cualidades se necesitan para seguir a Jesús, para  ser un buen cristiano?  Esto lo podéis encontrar en la reflexión  que hacemos sobre el texto.

LECTURAS DEL DÍA

1ª lectura: Is. 6,1-2a.3-8.           2ª lectura: 1Cor 15, 1-11.

EVANGELIO

Lc.5,1-11.

Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.3Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían.  Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido;  y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. 

CUALIDADES DE UNA AUTÉNTICA VOCACIÓN CRISTIANA

1.– FIARSE DE JESÚS. Es el mismo Jesús el que provoca una situación poco lógica. Unos pescadores, entre los que se encontraba también Pedro, se han pasado toda la noche pescando y no han conseguido nada. La noche es el tiempo propicio para la pesca, Han hecho lo que razonablemente todo pescador hace. A la mañana siguiente (tiempo ya no propicio para pescar) el Señor invita   a Pedro a echar las redes en el mismo sitio. Pedro le podía haber dicho a Jesús: Maestro, en el arte de la pesca, soy un profesional. ¿Me vas a decir tú cual es la hora mejor para pescar? Sin embargo, Pedro echa las redes, de mañana, fiado de la Palabra del Señor. No se puede ser buen cristiano sin fiarse de Jesús. Sucede que en la vida normal, todos nos tenemos que fiar: nos fiamos del panadero, y a nadie se nos ocurre pensar que ha podido echar veneno en la harina. Lo mismo del que nos vende alimentos en un supermercado… Y nos fiamos del conductor del autobús, del piloto de un avión etc.  Nos estamos fiando de todo el mundo, ¿y vamos a desconfiar de Jesús? Pedro se fía: «en tu nombre echaré las redes”. Y el fiarse le fue bien. Como a Abrahán, como a Moisés, como a los profetas, como a María, la madre de Jesús.

2.– HUMILDAD. “APARTATE DE MI QUE SOY UN PECADOR” Ante la pesca milagrosa, San Pedro cae en la cuenta de que “ese hombre” es más que un hombre. Es Dios. Notemos que San Pedro está feliz con Jesús y no quiere separarse de Él. De  hecho, cuando algunos discípulos quieren dejar a Jesús, les pregunta: ¿También vosotros queréis marchar? Entonces Pedro, en nombre de ellos, le contesta: Maestro, ¿adónde iremos?  “Tú tienes palabras de vida eterna”. (Jn. 6, 68-69) Pedro no quiere irse de Jesús, pero se siente pequeño, pecador. Es como si le dijera: Señor, eres demasiado para mí y no merezco estar a tu lado. Esta admiración, este asombro ante Jesús que, además de ser hombre, es también Dios,   es totalmente necesario en nuestra vida espiritual si no queremos reducir a Jesús a un amigo, a un colega. Corremos el riesgo de hacernos una religión de bolsillo. Dios nos hizo a su imagen y semejanza; pero nunca el hombre puede hacer lo mismo con Dios. Debemos cultivar el sentido de humildad, de adoración, de veneración y asombro ante Él. Lo expresaba muy bien San Agustín:” Señor, ¿qué es eso que al mismo tiempo me enardece y me estremece? Eres Tú, Dios mío. Me enardece eso que tienes tan semejante a mí: eres hombre como yo; pero me estremece eso que tienes tan distinto a  mí. Eres Dios”.

3. – ¡NO TENGAS MIEDO! Jesús ha venido a quitar el miedo a Dios. Respeto, obediencia, veneración, sí. Pero miedo, no. Es precisamente Jesús el que  se ha dedicado por completo a decirnos que Dios es nuestro Padre. Un Padre maravilloso que quiere ser amado, pero no quiere ser temido. Un Dios  que nos quiere hijos, pero no esclavos. La mayor alegría de Jesús ha sido el poder comunicarnos cómo es ese Padre… Bondadoso, misericordioso, lleno de ternura.

4. – DESDE AHORA OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES. La mayoría de las personas que se van de este mundo se llevan la sensación de haber dejado la vida a medio hacer, o a medio llenar. Jesús ha venido a este mundo a que tengamos vida y vida en abundancia (Jn. 10,11). Todo el que no llene la vida plenamente de sentido será un frustrado. Y siempre se lamentará de lo que pudo haber sido y no lo fue. Jesús es el hombre perfecto, el ideal de hombre. Toda persona que quiera realizarse plenamente debe parecerse a Jesús. El evangelio es la mejor escuela de humanismo. . “Jesús revela el hombre al hombre” (G.S. 22).     

PREGUNTAS

1.- ¿De qué me fío más: de la libreta del Banco o de Jesús?

2-   ¿Alguna vez me siento pequeño ante Dios?  ¿Cómo lo expreso?

3.–  ¿Alguna vez tengo miedo a Dios? ¿Cuándo?

4.- ¿Me parece una tarea apasionante ayudar  a la gente a crecer, a realizarse, a vivir en plenitud?  ¿Qué hago en concreto?

Moniciones para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Monición de entrada:

La liturgia del domingo pasado nos refería la vocación del Profeta Jeremías. Las lecturas de esta celebración, quinto domingo del tiempo ordinario, nos presentan otra vocación y sus respuestas generosas a la invitación de Dios. La Iglesia necesita que cada uno de nosotros cumpla el compromiso de su vocación cristiana y seamos testigos fieles de Dios ante los hombres. Celebremos con profundo recogimiento y alegría el día del Señor.

Primera lectura: Isaías 6, 1-2a.3-8 (Vocación del profeta Isaías)

La misión de Isaías no será fácil porque deberá profetizar la ruina de Israel y Judá en castigo a sus infidelidades. Dios purifica los labios del profeta para que pueda cumplir su misión. 


Segunda lectura: I Corintios 15, 1-11 (Evangelio de Pablo, que recuerda su vocación)

San Pablo, que se considera indigno y pecador, pero no ha defraudado la gracia que le ha sido concedida, explica cuál ha sido el contenido de su predicación. Que esta lectura ilumine nuestro diario actuar para no defraudar la gracia que Cristo nos da. 


Tercera lectura: Lc. 5, 1-11 (Vocación de los cuatro primeros discípulos de Jesús)

La lectura del Evangelio de San Lucas nos refiere una pesca milagrosa. Pedro se confiesa pecador. En cambio el Señor llama a Pedro y a sus amigos para hacerlos pescadores de hombres. No importa lo que haya sido nuestra vida pasada, el Señor perdona y olvida. Pero exige una conversión auténtica. Nos quiere ahora santos a su servicio. 

Oración Universal:

1. Por la Iglesia, santa y pecadora, purificada por el Espíritu de Dios y necesitada siempre de conversión, roguemos al Señor.

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  • 2. Por los que admiran Jesús de Nazaret y no han descubierto en Él al Dios santo y misericordioso, que trasciende a todos y está cercano a nosotros, roguemos al Señor.
     
  • 3. Por los que trabajan, como los discípulos, pescando en el lago durante la noche: en la industria, en la tecnología, en los hospitales, en los servicios públicos, roguemos al Señor.
     
  • 4. Por nuestros hijos, para que como los discípulos, sepan descubrir a Jesús, lo sigan y lo anuncien con valentía, roguemos al Señor.
     
  • 5. Por nosotros, aquí reunidos; para que, acogiendo en nuestro corazón el Evangelio de Cristo, sintamos su fuerza liberadora, roguemos al Señor.

  • Exhortación Final

    (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 515)

    Es justo bendecirte, Padre, porque, como a los apóstoles,
    Cristo nos llamó por nuestro nombre a su seguimiento por la fe.
    Por el bautismo tú nos has incorporado al cuerpo de Cristo
    y nos has hecho templos del Espíritu y miembros de tu Iglesia.
    ¡Gracias, Señor! Es hermosa nuestra vocación cristiana,
    pero es también vocación totalizante: en cuerpo y alma.

    Ilumínanos, Señor, con el Espíritu de tu verdad,
    para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.
    Y haznos fuertes para testimoniar los valores del evangelio
    en medio de un mundo que prefiere el desamor y la mentira.
    Así demostraremos que te pertenecemos para siempre.

    Amén.

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