martes, 6 de febrero de 2024

DIA 2 – TRIDUO A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES (9 de Febrero)

 


ORACIONES INICIALES PARA TODOS LOS DIAS

Acto de Contrición                                  

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

ORACION DEL SEGUNDO DIA

Nuestra Señora de Lourdes, salud de los enfermos, ruega por nosotros. Madre de Dios y Madre nuestra, intercede por la sanación de los enfermos que te presentamos, cúbrelos con tu manto, acógelos en tus brazos. Dales fuerza y paz a aquellos que no pueden recobrar la salud, para que sus sufrimientos sean una luz para aquellos que necesitan un testimonio de amor a tu Santísimo Hijo

Propósito: Rezar con todo el corazón el acto de consagración a María

Santa María, Madre de Dios, Virgen Inmaculada,

Vos habéis aparecido dieciocho veces a Bernardita en la gruta de Lourdes,
para recordar a los cristianos las maravillas y las exigencias del Evangelio,
invitándoles a la oración, a la penitencia, a la eucaristía y a la vida en la Iglesia.

Para mejor responder a vuestra llamada, yo me consagro por vuestras manos a vuestro hijo Jesús…

Hacedme dócil al espíritu; y por el fervor de mi fe,
por la manifestación de mi vida, por mi dedicación al servicio de los enfermos,
haz que yo trabaje con Vos en confortar a los que sufren,
en reconocimiento a los hombres, en trabajar por la unidad de la Iglesia y por la paz del mundo.

Con toda confianza, oh Señora mía, yo os dirijo esta plegaria y os pido que la acojáis y la atendáis. Amén.

Nuestra Señora de Lourdes, rogad por nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

ORACION FINAL

 Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma las dulcísimas y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los goces purísimos del cielo. Amén.

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