Jesús de Nazaret sintetizaba en una frase un proceder injusto e insólito. “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra”, dijo según San Lucas. La frase de Jesús, tras el comportamiento hostil de sus paisanos de Nazaret, es una de las famosas y utilizada en el lenguaje coloquial en muchos de los idiomas que existen en la tierra. Y, realmente, el desprecio por los éxitos de los connacionales, la incapacidad de creer en el desarrollo intelectual, religioso y artístico de los vecinos más próximos está ahí como otro gran problema de la convivencia. Pero incluso quisieron sus paisanos matar a Jesús, despeñándolo. Hemos de pensar en ello y reaccionar con objetividad y alegría ante los éxitos de las personas que viven entre nosotros. Lo otro, lo que intentaron los vecinos de Nazaret es, simplemente, patológico.
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