1.- Oración introductoria.
Ven, Señor Jesús, porque mi fe vacila ante las dificultades. Me cuesta creer aquello que no entiendo con mi razón. Es lo que le pasó a Zacarías. Por eso quedó mudo. Aumenta mi fe para creer como María, que se fió plenamente de ti. Ella es nuestro modelo de fe. Ella cantó el Magníficat como premio a su fe. Hay algo más hermoso que el entender: el fiarse de ti como lo hizo María. Gracias, Señor, por la fe de María nuestra madre.
2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 1, 5-25
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo». El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablabla por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».
3.- Qué dice el texto
Meditación-reflexión.
En la intención del Evangelista Lucas está el poner la anunciación de Juan en paralelo con la de Jesús. En las dos hay un Ángel del Señor, un saludo, un temblor del alma y un anuncio. A Zacarías se le propone creer en algo muy difícil: que su mujer Isabel, ya anciana, va a tener un hijo. El piensa que si su mujer, cuando tenía las entrañas jóvenes y en plenas condiciones para la fecundidad, no ha podido tener un hijo. ¿Cómo lo va a tener ahora que las entrañas de Isabel ya están viejas y caducas? Zacarías piensa, razona…y ésa fue su perdición. A la Virgen se le va a proponer algo todavía más difícil: tener un hijo sin intervención de varón. María no razona sino que cree en la palabra del Ángel, una palabra que viene de Dios. Más tarde la misma Isabel le va a confirmar en esa fe y le va a felicitar por haberse fiado de Dios. Dichosa tú, ¡la creyente! (Lc. 1,45) Esa fe la mantendrá a lo largo de toda su vida. Y es una invitación a que también nosotros la tengamos. Es como decirnos: “Yo siempre me he fiado de Dios” ¡Y me ha ido muy bien! ¡Haced vosotros lo mismo!….
Palabra del Papa
«Juan es el don divino por mucho tiempo invocado por sus padres, Zacarías e Isabel; un don inmenso, humanamente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era estéril; pero nada es imposible para Dios .El anuncio de este nacimiento se produce en el lugar de la oración, en el templo de Jerusalén, es más, sucede cuando a Zacarías le toca el gran privilegio de entrar en el lugar santísimo del templo para quemar incienso al Señor. También el nacimiento de Juan el Bautista estuvo marcado por la oración: el canto de gozo, de alabanza y de acción de gracias que Zacarías eleva al Señor, y que recitamos cada mañana en los Laudes, el «Benedictus», exalta la acción de Dios en la historia» (Benedicto XVI, 29 de agosto de 2012)
4.- Qué me dice a mí este texto. (Guardo silencio).
5.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, me estremece la poca fe de Zacarías, un sacerdote que ha pasado la vida en el Templo, ha querido razonar la fe y no se ha fiado de ti. María se ha fiado plenamente de Dios. Zacarías se quedó mudo. Yo hoy te pido una fe grande, como la de María. Y si no me creo lo que voy a predicar es mejor que me quede mudo y sólo hable cuando crea. Gracias, Señor, por la seriedad que pones en el ministerio de la Palabra.
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