1.- Oración introductoria.
Dios mío, yo te agradezco que te hayas encarnado en nuestra historia humana. Una historia con sus grandezas y miserias; con su santidad y su pecado. Tú no te asustas del barro del que estamos hechos; más bien te sirves de él para comprender mejor nuestra fragilidad y perdonarnos. Te metes en nuestro fango para sacarnos de él. Tu eres realmente nuestro Salvador y Redentor. ¡Gracias, Señor!
2.- Lectura reposada del evangelio Mateo 1, 1-17
Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engrendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
A todos nos interesa conocer nuestras raíces. Bueno, a todos menos a Europa que no quiere reconocer sus hondas raíces cristianas. A los cristianos de los primeros siglos también les interesaba conocer el origen humano de Jesús. El no ha venido del cielo en un paracaídas. Se ha unido con el ser humano “como uno más, como uno de tantos” (Fil. 2,7). Y lo hace con una familia que entre sus antepasados tiene no sólo personajes famosos e ilustres, sino también criminales y pecadores de toda laya. Aun las mujeres nombradas -cosa extraordinaria pues la mujer casi nunca aparece mencionada en las genealogías- ostentan un título no muy recomendable. Entre ellas hay incestuosas como Tamar, prostitutas como Rahab, adúlteras como Betsabé; la única que no tiene nada reprensible es Rut, pero pertenecía a un pueblo muy odiado por los israelitas, Moab. Jesús no teme asumir esta genealogía porque Él ha venido a salvar a todos hombres y mujeres, en la situación concreta en que se encuentran.
«Engendrar», en el lenguaje bíblico, significa transmitir no sólo el propio ser, sino la propia manera de ser y de comportarse. El hijo es imagen de su padre. Por eso, la genealogía se interrumpe bruscamente al final. José no es padre natural de Jesús, sino solamente legal. Es decir, a Jesús pertenece toda la tradición anterior, pero él no es imagen de José; no está condicionado por una herencia histórica; su único Padre será Dios, su ser y su actividad reflejarán los de Dios mismo. El Mesías no es un producto de la historia, sino una novedad en ella
Palabra autorizada del Papa
“Una vez oí que alguien decía: ‘¡Esta cita del Evangelio parece la lista telefónica!’ Y no, es otra cosa: esta cita del Evangelio es historia y tiene un argumento importante… Después del primer pecado en el paraíso Él tuvo esta idea: hacer el camino con nosotros. Ha llamado a Abraham, el primer nombrado en esa lista y lo invitó a caminar. Y Abraham comenzó ese camino. Después Isaac, Jacob, Judá. Así va este camino en la historia. Dios camina con su pueblo. Dios no ha querido venir a salvarnos sin historia. Él ha querido hacerse historia con nosotros. Una historia que va de la santidad al pecado. En esta lista hay santos, pero también hay pecadores”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 17 de diciembre 2013, en Santa Marta).
4.- Qué me dice ahora a mí este texto que acabo de meditar. (Guardo silencio)
5.-Propósito. Hacer que la palabra de Dios produzca fruto hoy en mí.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, Tú viniste al mundo, creciste y te preparaste para tu misión en una familia. Concédeme tu gracia para saber sembrar armonía, comprensión, perdón, apoyo mutuo, generosidad, alegría y paz en mi propia familia, siguiendo el ejemplo de tu padre san José y de tu madre María.
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