El Adviento es uno de los tiempos más hermosos y profundos del año litúrgico.
La palabra viene del latín adventus, que significa “venida”.
Durante cuatro semanas, la Iglesia entera se prepara para recibir a Jesús, no solo recordando su nacimiento en Belén, sino abriendo el corazón para su venida espiritual y su retorno glorioso al final de los tiempos.
El Adviento siempre comienza el domingo más cercano al 30 de noviembre y abarca cuatro domingos llenos de esperanza. Cada uno ilumina un aspecto distinto de nuestra preparación:
✨ Esperanza
✨ Conversión
✨ Alegría
✨ Amor
La corona de Adviento, con sus cuatro velas, simboliza la luz que crece en medio de la oscuridad del mundo.
Cada domingo encendemos una nueva vela como signo de que Cristo se acerca:
la Luz verdadera,
la que no conoce ocaso,
la que vence toda sombra del corazón.
Este tiempo no es solo un recordatorio histórico del nacimiento de Jesús:
es una llamada personal a prepararnos interiormente, a reconciliarnos con Dios, a dejar que Él nazca en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestras decisiones y proyectos.
Mientras el mundo corre detrás de compras, luces artificiales y ruidos, el Adviento nos invita a algo más profundo:
a hacer silencio,
a contemplar,
a esperar con fe,
a preparar un lugar para Cristo.
Que estas semanas sean un camino de gracia, un tiempo de conversión y una oportunidad para reencontrarnos con el Dios que viene, que busca, que llama y que quiere habitar entre nosotros.. Amén.
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