“Jesús,
acuérdate de mi”.
Mensaje: Te serviré cada día, Cristo, mi Rey.
1. ACOGIDA
Hermanos y hermanas: Nosotros distinguimos el año solar, el año o curso escolar y el año de la Iglesia. Hoy
terminamos el año de la iglesia o año litúrgico celebrando el domingo de Cristo Rey del Universo. A lo largo del
año litúrgico hemos ido acompañando a Jesús, desde su nacimiento hasta la muerte, resurrección y ascensión a
los cielos. Todos los domingos hemos escuchado su Palabra y hemos comido su Pan caliente en la mesa familiar
de nuestra comunidad. Celebrar que Cristo es nuestro Rey es celebrar que Cristo es un rey sin ejércitos, sin trono,
que no ha venido para mandar, sino para servir y dar la vida por todos. Ayudémosle a construir su Reino desde el
servicio, la entrega y el amor.
(Pueden salir dos niños uno con una corona de rey y otro con el cartel).
SALUDO: El Señor Jesús, que quiere ser nuestro Rey, nuestro amigo y salvador, esté con todos vosotros.
2. CELEBRACIÓN DEL PERDÓN
Reconozcamos humildemente nuestros pecados. -Pedimos perdón porque olvidamos que Dios nos quiere, nos cuida y es lo más importante
para nosotros. Señor, ten piedad. -Pedimos perdón porque queremos ser los reyes de nuestra familia, de los amigos y no servir.
Cristo, ten piedad -Pedimos perdón porque nos dejamos dominar por el dinero, los juegos, los intereses
personales. Señor, ten piedad.

3. MONICIÓN A LAS LECTURAS
Las lecturas de hoy, nos quieren ayudar a descubrir que el auténtico y único reino es el que proclamó tantas
veces Jesús, y que Él mismo vivió: el amor a todos sin distinción, el servicio, la misericordia, el perdón y el
compromiso de anunciar la Buena Noticia. En la 1ª lectura, el pueblo de Israel pidió a Dios un rey para que los
gobernara, y Dios le dio al rey David que guió muchos años al pueblo. Jesucristo no es solo el rey de Israel sino de
todos los creyentes, no somos sus súbditos sino sus hermanos, él dio murió por nosotros en la cruz. Como dirá S.
Pablo en la 2ª lectura, damos muchas gracias a Dios por este Rey que nos da la vida.
4. PETICIONES
Oremos al Señor diciendo: -Que sea tú nuestro Rey.
1. Para que entre todos hagamos realidad el deseo de Dios de amor, justicia y paz. Oremos.
2. Para que en todas las naciones, niños y mayores, conozcamos y amemos a Jesús. Oremos.
3. Para que sepamos perdonarnos unos a otros y así vivamos en paz y alegría. Oremos.
4. Para que aprendamos de Jesús que el más importante es el que sirve y ayuda a todos. Oremos.
5. Para que Jesús sea nuestro Rey y agradezcamos su amistad y su perdón. Oremos.
6. Para que estemos al lado de los que sufren o lo pasan mal. Oremos.
Atiende Padre misericordioso todas nuestras súplicas y danos un corazón compasivo y bueno como el tuyo. Por
JNS.
5. OFRENDAS
UNAS LLAVES: Tú Jesús, en la cruz, entregaste al buen ladrón las llaves del Paraíso.
Las llaves que nos abren a nosotros el cielo son el amor, la misericordia, la
entrega, el servicio desinteresado a los demás.
CORONA DE REY: Tú, Jesús, no eres un rey como los que conocemos, llenos de poder y
palacios. Tú eres un rey justo, un rey que perdona, que da la vida y nos salvas.
Queremos que tú seas nuestro Rey, lo más querido por nosotros.
EL PAN Y EL VINO: Que el pan y el vino de la eucaristía nos fortalezca para ser constructores de tu Reino de
verdad, de vida, de amor y de paz.
Queremos adorarte
Se tú el Rey de nuestras vidas, Señor.
Queremos adorarte al nacer el día,
queremos adorarte en cada ser humano,
queremos adorarte en todo aquel que sufre,
queremos que Tú seas el rey de nuestra vida.
Queremos adorarte en los más pequeños,
queremos adorarte en el hermano enfermo,
queremos adorarte en todos los que amamos,
queremos adorarte en quien necesitamos.
Queremos adorarte y entregarte la vida,
queremos adorarte viviendo contigo cada día,
queremos adorarte en todo ser viviente,
queremos adorarte en todos los caídos.
No dejes que adoremos el poder y la gloria,
ni el dinero, ni el orden, ni la eficacia,
que tampoco nuestro rey sea el trabajo,
ni la rutina, la comodidad o el bienestar.
No dejes que sigamos adorando otros reyes,
que no se adueñe de nuestra vida nadie,
para que nos mantengamos libres, siempre, por dentro,
para hacerte a ti el rey de todo nuestro ser.
Se tú el Rey de nuestras vidas, Señor.
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