«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”
1.- Oración Introductoria.
Señor, cuando escucho las bienaventuranzas te estoy escuchando a Ti. Tú no eres capaz de hablarnos de algo que no hayas experimentado. Tú quieres que seamos felices por la misma senda que has ido Tú. Sólo desde esta perspectiva puedo entender este camino que, a veces, se me hace tan difícil.
2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo Jesús alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas». «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
La inmensa mayoría de los exegetas están de acuerdo en que las tres primeras bienaventuranzas de Lucas, recogidas también en Mateo, son las originales e incluso en que se puede afirmar con cierta probabilidad que se remontan al mismo Jesús. Para Lucas, los pobres son las personas que él tiene delante, con sus rostros y sus nombres concretos. Son los que no tienen cubiertas sus necesidades más elementales. Sería un sarcasmo decirles a éstos: ¡Enhorabuena, qué suerte tenéis! Cuando les dice: “Dichosos vosotros” es porque ha llegado para ellos el “Reinado de Dios”. Son dichosos porque Jesús les dice: Dios ya no aguanta más vuestra situación y va a actuar. Vosotros tenéis a Dios por rey, y propio del rey es ayudaros y defenderos. En el evangelio de Lucas hay unas amenazas para los ricos. Más que maldiciones, son avisos para que los ricos cambien de actitud y reaccionen. En la parábola lucana del “rico sin entrañas”, el mendigo Lázaro quería saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico (cfr. Lc 16,21); y las migajas eran los trozos de pan con los que habían limpiado el plato. Se trata de una pobreza humillante, que hace añicos la dignidad humana. Y es lo que Jesús no puede tolerar.
Palabra del Papa
“Se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado. … Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo vivamente que lo lean, que lean las bienaventuranzas que están en el capítulo 5 de San Mateo y 6 de San Lucas, y que lean el pasaje de Mateo 25. Se lo dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas tiene el programa de acción”. (Discurso de S.S. Francisco a los participantes del Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, octubre de 2014).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Guardo silencio)
5.-Propósito. No voy a limitarme a tirarle una moneda a un pobre que está pidiendo en la calle. Después de darle, le pregunto por su situación, hablo un poco con él y lo considero como una persona. Al final, seguro que me sonríe.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias porque hoy acabo de entender un poco lo que pretendías con las bienaventuranzas narradas por San Lucas. Los pobres son felices porque tienen a Dios como única riqueza de sus vidas. Los pobres son felices porque tienen a un Dios que no soporta más esa situación de miseria e indignidad. Los pobres, Señor, son felices porque siempre pueden contar contigo, siempre te tienen de su parte y siempre pueden contar con aquellos que te siguen y saben compartir fraternalmente los bienes. Si los pobres son tus preferidos, ¿Por qué me empeño en querer ser rico?
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