Por muy costoso que resulte, solamente el perdón a quien nos hace mal o daña a otros es capaz de parar tanta violencia como diariamente vemos en nuestra sociedad. El ojo por ojo no es la receta que cura el corazón de los hombres que están equivocados. Nunca debemos aplicarla en nuestras vidas. Porque Cristo dijo que hay que poner la otra mejilla cuando nos golpean en una. ¿Es duro? Claro que sí, pero ser cristianos exige perdonar siempre, como Dios nos perdona.
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