SALMO Sal 4, 2. 4. 7. 9
R. Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro.
Respóndeme cuando te invoco.
Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí, y escucha mi oración.
.R:. Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro.
Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
Él me escucha siempre que lo invoco.
Hay muchos que preguntan:
«¿Quién nos mostrará la felicidad
si la luz de tu rostro, Señor.
se ha alejado de nosotros?» .
.R:. Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro.
Me acuesto en paz
y en seguida me duermo,
porque sólo tú, Señor,
aseguras mi descanso
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