Un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos
1.- Oración Introductoria.
Señor, teniendo ahí presente el evangelio de este día, casi me dan miedo tus palabras. ¡Qué difícil es entrar en el Reino de los cielos! Seguramente que estabas condicionado por la postura del joven rico. Por eso yo te pido en este día que Tú siempre seas para mí mi riqueza, mi tesoro, mi perla fina, la persona de la que siempre me puedo fiar. Estando contigo, pierdo todos los miedos.
2.- Lectura sosegada del evangelio. Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».
3.- Qué dice el texto
Meditación-Reflexión
Es muy corriente en el lenguaje de Jesús usar palabras y frases exageradas. Por supuesto que no hay que entenderlas al pie de la letra, pero sí como una fuerte “llamada de atención”. Jesús nos viene a decir que es muy difícil compaginar la riqueza y el evangelio. Pero nos deja siempre una puerta abierta: “Para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible”. Jesús nos dice -una vez más- que el Evangelio no es ascética, esfuerzo, voluntarismo. Es “mística”. Es regalo, don, gracia. Después, y sólo después, vendrá la tarea, lo que debemos hacer. En las Bienaventuranzas, los pobres no son dichosos por el hecho de ser pobres, sino porque han descubierto a Dios como suprema riqueza de sus vidas. Nadie se quejaría de que han puesto muy caros los décimos de Lotería si supiera que ese año le iba a caer el gordo. Y para nosotros, la mejor lotería es haber conocido a Jesucristo. Si este Jesús se ha rebajado tanto que se ha quitado la capa del poder, se ha ceñido una toalla propia de esclavos, y se ha puesto de rodillas para lavar los pies a los discípulos, es muy lógico que yo no quiera estar, como Él, en los primeros puestos, y prefiera los últimos.
Palabra del Papa
“La gratuidad en seguir a Jesús, es la respuesta a la gratuidad del amor y de la salvación que nos da Jesús. Y cuando se quiere ir sea con Jesús que con el mundo, sea con la pobreza que con la riqueza, esto es un cristianismo a mitad, que quiere una ganancia material. Es el espíritu del mundo. Esos cristianos hacen eco a las palabras del profeta Elías: “cojean con las dos piernas porque no saben lo que quieren”. Para entender esto es necesario acordarse de que Jesús nos anuncia que los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros, o sea aquel que se cree o que es el más grande se tiene que volver el servidor, el más pequeño…Y cuando uno se cree importante pierde la cabeza y se pierde”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2015 en Santa Marta).
4.-Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio).
5.-Propósito. Hoy voy a realizar por amor algún trabajo que sólo hacen los que están debajo de mí.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, hoy quiero fiarme de ti cuando dices cosas distintas de las que yo llevo en mi cabeza. Voy a creerme que “es mejor dar que recibir”; “que es mejor servir que dominar”: “que sólo hay una manera de ser grande: hacerse pequeño”. Pero no sólo quiero creerlo, quiero que me ayudes a ponerlo en práctica.
En Toledo, en España, santa Beatriz da Silva Meneses, virgen, que fue dama noble de corte de la reina Isabel, pero, después, prefiriendo una vida de mayor perfección, se retiró a las religiosas de la Orden de Santo Domingo durante muchos años y fundó, finalmente, una nueva Orden con el título de Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María († 1490).
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