Hoy encendemos la cuarta vela de nuestra corona de
Adviento. La luz está completa; la Navidad está a la puerta. Si en los domingos
anteriores las voces de los profetas y de Juan el Bautista nos gritaban en el
desierto, hoy el Evangelio nos introduce en un silencio sagrado: el silencio de
San José.
1. El Dios que se hace
"Emmanuel"
La profecía de Isaías que hemos escuchado se cumple hoy de forma asombrosa.
Dios no nos envía un mensaje a distancia, ni un decreto desde las nubes. Se
hace Emmanuel: "Dios con nosotros". En este 2025, un año
marcado por tantos ruidos y prisas, el Evangelio nos detiene para recordarnos
que Dios ha decidido plantar su tienda en medio de nuestra debilidad. No
estamos solos en nuestras luchas, ni en nuestras dudas; Él está "con
nosotros".
2. San José: La justicia que nace de la
fe
El Evangelio de Mateo nos presenta a José como un "hombre justo".
Pero su justicia no es la de cumplir fríamente una ley, sino la justicia de
quien ama. Ante lo que no comprende —el embarazo de María—, José no juzga, no
condena, sino que decide sufrir en silencio para proteger a quien ama.
José nos enseña que, cuando nuestros
planes se desmoronan, es ahí donde suele empezar el plan de Dios. Él tuvo que
renunciar a su idea de una familia "normal" para abrazar el misterio
de la Salvación. ¡Qué gran lección para nosotros! A veces nos aferramos tanto a
nuestras propias agendas que no dejamos espacio para los "sueños de
Dios".
3. El valor de la obediencia silenciosa
Llama la atención que en todo el Evangelio no escuchamos ni una sola palabra de
José. Su respuesta es la acción. Al despertar del sueño, "hizo como el
ángel del Señor le había mandado".
Hoy se nos invita a esa misma
disponibilidad. Ser cristiano no es solo decir "Señor, Señor", sino,
como José, levantarse y ponerse al servicio del Reino. Él acogió a María y al
Niño; nosotros estamos llamados en estos días finales de Adviento a acoger a
los descartados, a los que están solos y a quienes necesitan un hogar o una
palabra de consuelo.
4. Conclusión: Un corazón listo para el
Nacimiento
Faltan apenas tres días para la Nochebuena. La homilía de hoy no es para
aprender teorías, sino para imitar una actitud. San José nos enseña que el
mayor regalo que podemos ofrecerle al Niño Jesús no son las luces externas,
sino un corazón dócil y protector de la vida.
Que, al igual que José, no tengamos
miedo de recibir a Jesús en nuestra casa. Que este Emmanuel, el
Dios-con-nosotros, nos encuentre despiertos, confiados y listos para servir.
Amén.
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