ACOGER AL EMIGRANTE
Cuarta obra: Acoger al emigrante (Mt 25,35).Las palabras de Mateo 25,35: “Fui emigrante y me hospedaron” marcan toda la historia de Israel. En efecto, el huésped que pasa y pide el techo que le falta, recuerda a Israel su condición pasada de emigrante y extranjero de paso sobre la tierra, tal como atestiguan los siguientes textos: “El emigrante que reside entre ustedes será para ustedes como uno de sus compatriotas: lo amarás como a ti mismo, porque también emigrantes fueron ustedes en Egipto” (Lev 19,34; Hch 7,6); “Escucha, Señor, mi oración, haz caso de mis gritos, no seas sordo a mis llantos; porque soy huésped tuyo, emigrante como todos mis padres” (Sal 39,13); “Salgamos, pues, hacia él, fuera del campamento... que aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura” (Heb 13,13s).El ejemplo de acogida generosa y religiosa es Abraham con los tres personajes en Mambré (cfr. Gén 18,2-8), así como Job que se gloría de este paradigma (cfr. Job 31,31s) y el mismo Cristo que aprueba los cuidados que comporta la hospitalidad (cfr. Lc 7,44-46; 24,13-33). Los gestos de acogida para con el emigrante son manifestación concreta de solidaridad con el prójimo, quien es, por excelencia, la mejor mediación con lo divino (cfr. Rm 12,9.13).
DAR POSADA AL NECESITADO
En la antigüedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesías. No es el caso hoy en día. Pero, aún así, podría tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdadera necesidad.
Y no sabemos a quién ayudamos. Algunos han ayudado a Ángeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedió esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: "No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a Ángeles sin saberlo". (Hb. 13, 2)
Preguntaros en familia: ¿Cómo podemos vivir esta obra de misericordia día a día?
No hay comentarios:
Publicar un comentario