Primera obra: Dar consejo al que lo necesitaLa tradición bíblica pone de relieve la importancia del consejo de la siguiente manera: “La salvación está en un gran número de consejos” (Prov 11,14); “El consejo del sabio es como una fuente de vida” (Sir 21,13); “Los sabios/guías espirituales brillarán como el fulgor del firmamento” (Dan 12,3).Pero, ¿dónde está el criterio para un buen consejo? He aquí las palabras del sabio Ben Sira que apuntan a la cuestión de la verdad y a la importancia decisiva de la conciencia recta que vaya en su búsqueda: “Atiende el consejo de tu corazón, porque nadie te será más fiel. Pues la propia conciencia suele avisar mejor que siete centinelas apostados en una torre de vigilancia. Pero, sobre todo, suplica al Altísimo, para que dirija tus pasos en la verdad” (Sir 37,13-15).Blaise Pascal (1623-1662 d.C.) presenta de forma clara la fuerza de la razón, ya sea cuando duda, ya sea cuando sabe aceptar su límite de no poder ir más allá. En definitiva, lo que se juega aquí es el ejercicio de la libertad en la verdad, a lo que Pascal sabe responder con un delicado equilibrio: “Hay que saber dudar donde es necesario, aseverar donde es necesario, someterse donde es necesario. Quien no lo hace no escucha la fuerza de la razón. Los hay que pecan contra estos principios: los que aseveran todo como demostrativo, por no entender de demostraciones; los que dudan de todo, por no saber dónde hay que someterse; o bien los que se someten a todo, por no saber dónde hay que juzgar” (cfr. Pascal, Pensamientos, no. 268).Si miramos el momento presente, podemos decir que quizá lo más urgente es aconsejar a partir de ciertas interrogantes que ayudan a tocar fondo de la existencia humana: “¿Quién soy?, ¿de dónde vengo y adónde voy?, ¿por qué existe el mal?, ¿qué hay después de esta vida?” (cfr. Juan Pablo II, Fides et ratio, no. 1).
2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA
Aquí es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayoría de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido.
Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintonía con Dios. Sólo así su consejo podrá ser bueno. No se trata de dar opiniones personales, sino de veras aconsejar bien al necesitado de guía.
"Los guías espirituales brillarán como resplandor del firmamento". (Dan. 12, 3a).
Preguntaros en familia: ¿Cómo podemos vivir esta obra de misericordia día a día?
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