sábado, 28 de noviembre de 2015

PERDONAR LAS INJURIAS

 
Quinta obra: Perdonar las ofensasLa historia de la revelación bíblica es la historia de la revelación del Dios “capaz de perdón” (cfr. Éx 34,6s; Sal 86,5; 103,3). Esta afirmación comporta la superación de la Ley del Talión (“ojo por ojo, diente por diente”: Éx 21,24). Jesús mismo nos enseñó: “Amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen...” (Mt 5,44).No se puede negar que el amor a los enemigos, desde un punto de vista humano, es seguramente la prescripción más exigente de Jesús. Pero se trata de un mandamiento que expresa lo más nuevo y propio del cristianismo, ya que “quien no ama a quien lo odia no es cristiano” (Segunda Carta de Clemente, 13s), pues el amor a los enemigos es la “ley fundamental” (Tertuliano, De la paciencia, no. 6) y la “suprema esencia de la virtud” (san Juan Crisóstomo, In Mat. 18,3s).Por eso, para santo Tomás de Aquino, el perdón de los enemigos “pertenece a la perfección de la caridad” (ST II-II, q. 25, a. 8); es una obra que responde a una exigencia de verdad irrenunciable: reconocer los límites y las debilidades humanas.
4. PERDONAR LAS INJURIAS
 
 
"Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden",es un punto del Padre Nuestro, que el Señor aclara un poco más en San Mateo, al final del Padre Nuestro (Mt. 6, 14-15).
 
 
 
Perdonar las ofensas significa que no buscamos vengarnos, ni tampoco conservamos resentimiento al respecto. Significa tratar a quien nos ha ofendido de manera amable. No significa que tenemos que renovar una antigua amistad, sino llegar a un trato aceptable.
El mejor ejemplo de perdón en el Antiguo Testamento es el de José, que perdonó a sus hermanos el que hubieran tratado de matarlo y luego hayan decidido venderlo.
 
 
Y el mayor perdón del Nuevo Testamento:"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lc. 23, 34).
 
 
 
 
Preguntaros en familia: ¿Cómo podemos vivir esta obra de misericordia día a día?

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