viernes, 27 de noviembre de 2015

VESTIR AL DESNUDO

 
Tercera obra: Vestir al desnudo (Mt 25,36)En la Biblia la desnudez es interpretada de manera negativa, tanto como fruto del pecado (cfr. Gén 3,7), como por la relación con el esclavo que no tiene derecho a propiedad y está sujeto a explotación (cfr. Gén 37,23); la desnudez se relaciona con la situación del encarcelado (cfr. Is 20,4; Hch 12,8) y del enfermo mental que viven en condición de alienación (cfr. Mc 5,1-20). En efecto, hablamos de la desnudez humillada del marginado, tal como se cuenta en el libro de Job hablando de los pobres: “Pasan la noche desnudos, sin nada de ropa que ponerse, sin cobertor, a merced del frío... Andan desnudos, sin ropas y hambrientos” (Job 24,7.10).Dados los sufrimientos de quienes carecen de vestido, las Sagradas Escrituras proponen una actitud de compasión para con la desnudez: “Comparte tu ropa con el que está desnudo” (cfr. Tob 4,16), alaba al que “viste al desnudo” (Ez 18,16) y “al que lo cubre” (Is 58,7). De allí que, en el juicio final, tal acción es vista como una obra de misericordia (cfr. Mt 25,36).En contraste con la desnudez, para la Biblia el vestido es signo de la condición espiritual del hombre, particularmente cuando se utiliza el color blanco, que remite a la dimensión escatológica salvadora como marca de los seres asociados a Dios (cfr. Qoh 9,8; Sir 43,18; cfr. Ap 2,17; 14,14). En este contexto, el contraste entre el “joven desnudo” (Mc 14,51s) –símbolo de la muerte de Jesús– y el “joven vestido de blanco” (Mc 16,5) –anunciador de la resurrección de Jesucristo–, sugiere plásticamente el significado profundo de “la atención para con el desnudo” (Mt 25,36).La tradición paulina, además, subraya con fuerza que la desnudez, expresión “del hombre viejo”, desaparece gracias al “revestimiento del hombre nuevo, que por el conocimiento se va renovando a imagen de su Creador” (Col 3,10; Ef 4,24), por mediación de la fe y el Bautismo (cfr. Rm 8,35; 2Cor 5,4).
 

VESTIR AL DESNUDO



Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recolección. Recordar que, aunque demos ropa usada, no es dar lo que está ya como para tirar o para convertir en trapos de limpieza. En esto también podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero también podemos dar de lo que aún es útil.



Preguntaros en familia: ¿Cómo podemos vivir esta obra de misericordia día a día?

 





 

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